Según ha podido saber este medio,la defensa de Vox Ceuta solicitó la imposición de una fianza de 3.000 euros al MDyC para que este pudiese seguir como acusación particular. Los localistas, lejos de amedrentarse, asumen el pago
Mientras tanto, casi seis meses después del escándalo, Vox Ceuta sigue sin aclarar el origen de los mensajes aunque sí se ha hablado de «revelación de secretos»
El día 27 de enero fue un día aciago para Vox Ceuta. A lo largo de la misma mañana dos noticias hacían resonar sendos estruendos en la ciudad: dos diputados abandonaban la formación sin previo aviso y este medio se hacía eco de la filtración de unas supuestas conversaciones entre los dirigentes de la extremaderecha ceutí e contenido racista, supremacista e islamófobo -los principales salpicados por este escándalo son Francisco José Ruiz, vicepresidente primero de la Asamblea; Juan Sergio Redondo, líder y diputado de Vox Ceuta; y Yolanda Merelo, senadora de Vox-. De entre las múltiples reacciones que se derivaron aquel 27 de enero, una de las más raudas fue la del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) que al día siguiente, 28 de enero, llevó los susodichos mensajes a la Fiscalía para que se «investigue, aclare, estudie y se depuren responsabilidades», según explicaba Fatima Hamed, portavoz del MDyC, esa misma mañana.
Dos días más tarde, el 30 de enero, Fiscalía admitía la petición de MDyC. Cinco días más tarde, el 5 de febrero, los Juzgados de Ceuta sorprendían a la ciudadanía y al propio partido localista al asegurar que, pese a que Fiscalía había señalado en la dirección contraria, no veía indicios de delitos de odio en los mensajes y no consideraba tampoco necesario esclarecer la autoría de los mismos. El día 11 del mismo mes, el MDyC presentaba un recurso de apelación contra el archivo de la denuncia. Desde entonces, no ha habido novedades del caso hasta este jueves, 4 junio, cuando el partido recibió la notificación sobre la decisión de imponer una fianza de 3.000 euros para seguir en el caso como acusación particular. Esta fianza es una garantía procesal y un recurso legal de la defensa. No obstante, desde el MDyC advierten que no se van a amedrentar y asumen el pago de la misma.
La crónica de un escándalo
Tanto la decisión de los actualmente diputados no adscritos de abandonar el Grupo Político de Vox como la filtración de las supuestas conversaciones se produjeron el mismo día, justo en la víspera del Pleno de la aprobación de Presupuestos de la Ciudad. Uno de los más broncos que se recuerdan en la Asamblea de Ceuta. No solo el del día 28, también el del día 29. Fueron dos sesiones plenarias en las que los enfrentamientos eran la norma y en las que faltó poco para que la cosa llegase a mayores.
Mohamed Ali, coordinador general de Caballas, tuvo un enfrentamiento con los tres diputados de Vox que estuvo cerca de pasar del plano verbal al físico y por el que Vox Ceuta le ha denunciado, falseando por cierto los hechos. Un asesor de Caballas, Mohamed Mustafa, fue invitado a abandonar la sala tras interrumpir la sesión plenaria al grito de «fascistas«.
Por otro lado, desde el momento en el que se publicaron los mensajes al Pleno comenzaron a asistir civiles indignados por las conversaciones filtradas que también se encaraban con los diputados de Vox y con sus asesores o llevaban fotografías de cuando la Ciudad premió a Enfermos Sin Fronteras, asociación a la que Vox exigió que se se le retirase la subvención para apoyar los presupuestos del PP y a la que acusa de fomentar la inmigración y de colapsar los servicios sanitarios.
Sin duda, el clímax se vivió en la «Manifestación por la convivencia» del 28 de febrero. Entre 6.000 y 8.000 personas recorrieron las calles de Ceuta, empezando en la barriada del Príncipe y culminando frente a las puertas del Palacio Autonómico para mostrar su rechazo a la deriva racista e islamófoba de Vox y defender la interculturalidad, el respeto, la convivencia y la tolerancia. Una de las concentraciones más multitudinarias en la historia de Ceuta que se saldó sin ningún incidente. Un rayo de esperanza para los/as ceutíes que entienden su ciudad como una singularidad única que debe preservarse y potenciarse para servir de ejemplo al resto del mundo y no como una tierra «invadida» o «islamizada«, como apuntan los dirigentes de Vox en sus redes sociales.
Y mientras tanto Vox Ceuta…
Pero ¿Y Vox Ceuta? ¿Cómo reaccionó a todo esto? Como suele reaccionar siempre que se le reprueba: huyendo hacia adelante. En primer lugar, a día de hoy, casi seis meses después del escándolo de los mensajes, los dirigentes de Vox Ceuta solo han dado explicaciones en dos ocasiones. Una fue el Pleno celebrado al día siguiente de la revelación de los mensajes -se limitaron a decir que eran mensajes manipulados y/o sacados de contexto y Carlos Verdejo insinuó, sin atreverse a afirmarlo, que podían ser conversaciones falsas-. La otra fue en unas declaraciones a la prensa, sin posibilidad de hacer preguntas y con veto a medios, entre ellos este, en la que Redondo, sin levantar la vista del papel que leía, aseguró que Vox había presentado varias querellas por los sucesos acontecidos desde el 27 de enero. Una de ellas era por «revelación de secretos«, una acusación que no casa con lo que él mismo afirmó en la rueda de prensa que eran los mensajes filtrados: «Relatos manipulados y falsos”.
Otro compartimiento reprobable de los ultraconservadores se produjo tras el enfrentamiento que mantuvieron con Ali. Ese mismo día, en un intento desesperado por reconducir la situación, se firmó una declaración por todos los integrantes de la Asamblea en la que se comprometían a enterrar el hacha de guerra. Pero horas más tarde, Vox Ceuta compartió en su cuenta de Twitter un corte del diputado de Caballas encarándose con Verdejo, Redondo y Ruiz, añadiendo el siguiente texto: «Lamentable incidente en la Asamblea de Ceuta cuando un diputado musulmán insulta e intenta agredir a nuestros diputados de VOX al grito de ‘¡Fascistas!’. No se adaptan ni para cumplir las reglas básicas de un pleno». Si el partido realmente quería deshacerse de esa imagen de partido islamófobo y supremacista que le atribuían los supuestos mensajes de WhatsApp, se puede decir que los responsables de sus redes sociales estuvieron muy poco hábiles compartiendo este post. Claramente, se trata de un mensaje islamófobo´-lo tuvo que reconocer hasta el portavoz del consejo de Gobierno, Alberto Gaitán– y este no está manipulado ni tampoco es un secreto.