- Por Diócesis de Tánger
Dolorida y conmocionada ante los graves acontecimientos sucedidos el 24 de junio en la frontera Hispano-marroquí, donde un numeroso grupo de personas migrantes han perdido la vida y se han producido decenas de
heridos en uno y otro lado de la frontera, también entre las fuerzas de seguridad, la Diócesis de Tánger se une al comunicado emitido por la Conferencia Episcopal Española:
Lamentamos profundamente las pérdidas de vidas humanas y confiamos en la pronta recuperación de todas las personas heridas. Al mismo tiempo, nos solidarizamos con sus familiares y compañeros. Esperamos que las autoridades competentes contribuyan al esclarecimiento de los hechos y a tomar las medidas oportunas para que no vuelvan a suceder.
Desde la Diócesis de Tánger, abogamos por acoger y proteger la vida allí donde esta se encuentra amenazada.
Defendemos la dignidad de cualquier persona humana, fomentamos la riqueza de la diversidad y rechazamos cualquier tipo de violencia.
Expresamos una vez más la necesidad de humanizar de implementar nuevas políticas migratorias que tengan en cuenta la vulnerabilidad de la movilidad humana. Necesitamos una sana política puesta al servicio del verdadero bien común. Una migración ordenada a través de vías legales y seguras, así como fomentar la colaboración con los países de origen que sufren guerra, conflictos y hambrunas, buscando con ellos modos efectivos de favorecer el desarrollo de sus pueblos.
La Iglesia diocesana de Tánger, presente en varios lugares de la frontera hispano- marroquí, está dispuesta a colaborar no solo en la ayuda a las personas migrantes, sino también contribuyendo con las instituciones públicas en la búsqueda de alternativas que permitan que hechos como el que nos ocupa no vuelvan a suceder.
Las políticas migratorias existentes, la externalización y militarización de las fronteras por sí solas, no terminarán con los problemas y las causas que provocan la movilidad de las personas migradas, refugiadas o desplazadas en el mundo. Invitamos, por tanto, a todos los agentes políticos y sociales, a dar pasos de humanización, a analizar y afrontar esta nueva crisis desde la necesidad de protección de la que es merecedor todo ser humano y el empeño por establecer con urgencia vías de acceso legales y seguras para las personas migrantes. Como dice el Papa Francisco se necesitan “artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación y reencuentro con ingenio y audacia”, que recreen sociedades más sanas y un mundo más digno para todos.