Con motivo del primer aniversario de la crisis migratoria y humanitaria que vivió Ceuta durante los días 17 y 18 de mayo de 2021, desde El Foro de Ceuta hemos querido conocer cómo vivieron los militares aquellos días. Por ello, hemos entrevistado al teniente coronel Luis Carmona, jefe de la IV Bandera ‘Cristo de Lepanto’ dependiente del ‘Tercio Duque de Alba’ II de La Legión.
«La crisis se vivió con enorme intensidad y responsabilidad», recuerda Carmona, que asegura que aunque fueron dos días, fueron suficientes para ir «evolucionando y madurando» todo lo que estaba sucediendo. «Como legionarios pudimos cumplir satisfactoriamente todo aquello que se nos encomendó y como residentes en Ceuta compartimos con los ciudadanos esos momentos de incertidumbre e inquietud«, defiende el teniente coronel, que admite que, afortunadamente, pudieron contribuir en una «rápida resolución respecto a la contención de la entrada y el apoyo a las FCSE y otros organismos en el auxilio humanitario«.
La actuación de la IV Bandera se enmarca en la ejecución de una serie de acciones dentro de las operaciones de contribución militar a la seguridad pública al objeto de preservar la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas, conforme a lo establecido en la legislación vigente.
Los cometidos asignados en aquellos días, asegura, fueron variados durante todo el período de activación en el marco de la misión para proporcionar apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y otros organismos en acciones asociadas con las medidas de mitigación ante las consecuencias producidas por la llegada extraordinaria de personas migrantes de manera irregular. Ello abarcó tareas de intervención directa, refuerzo de instalaciones, vigilancia del perímetro fronterizo en apoyo a la Guardia Civil, escoltas, control de personal y apoyo logístico sobre otras organizaciones. «Geográficamente, todas estas actividades no sólo se centraron en la playa del Tarajal, lugar que acaparó la atención informativa, sino en otras localizaciones donde se requirió nuestra actuación», precisa Carmona.
Para el teniente coronel es complicado definir ciertos momentos como más dramáticos o difíciles durante la crisis. No obstante, la actuación para detener el flujo constante de entradas a través del espigón de la playa del Tarajal, la enorme cantidad de personas a las que había que atender sobre la misma arena y la gestión y seguridad del creciente número de civiles en el polígono, «quizás pudieran satisfacer las características de complejidad, necesidad y esfuerzo«. Asimismo, señala que también se produjeron otras incidencias concretas con asunción de riesgos personales o de extrema necesidad pero pudieron ser resueltas sin mayores contratiempos o efectos significativos.
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