El Gobierno de Valencia ha rechazado las afirmaciones realizadas por Teresa Ribera en el Congreso, donde aseguró que durante la reunión telemática del Cecopi, la pantalla se quedó en negro entre las seis y las siete de la tarde. Según Ribera, esta desconexión impidió la participación de representantes clave en un momento crítico.
La portavoz de la Generalitat Valenciana, Susana Camarero, respondió contundentemente: «La que ha estado desconectada durante 21 días ha sido la ministra Teresa Ribera». Camarero subrayó la importancia de la presencia física en estas reuniones, sugiriendo que todos los involucrados deberían haber estado en el lugar.
Las declaraciones de Ribera, realizadas durante su comparecencia en el Congreso, han generado una ola de reacciones. Ribera afirmó que durante una hora y cuarto, la reunión se fue «a negro», lo que impidió que los representantes de la Delegación del Gobierno, Aemet y la Confederación Hidrográfica del Júcar participaran en las decisiones que se estaban tomando presencialmente en la sede del Cecopi.
Desde la Confederación Hidrográfica del Júcar y otras fuentes presentes esa tarde, se confirmó que se anunció un receso de 15 minutos, pero que la reconexión tardó una hora y cuarto. Esto ha sido corroborado por el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, quien reconoció un lapso de tiempo sin actividad del Cecopi.
Torres señaló que la responsabilidad de aclarar este incidente recae en la dirección de Emergencias de la Generalitat, destacando la necesidad de una explicación clara por parte de las autoridades competentes.
Este cruce de acusaciones pone de manifiesto las tensiones políticas en torno a la gestión de emergencias en Valencia. Mientras el Gobierno de Mazón defiende su actuación, las declaraciones de Ribera han abierto un debate sobre la eficacia y la coordinación en situaciones críticas.
La situación sigue evolucionando, con ambos lados defendiendo sus posiciones y buscando esclarecer los hechos ocurridos durante la gestión de la DANA. Este incidente resalta la importancia de la comunicación y la coordinación en la gestión de desastres naturales, aspectos fundamentales para garantizar la seguridad y el bienestar de la población.