Será el próximo martes, 7 de febrero, a las 10:00 horas en las puertas de los juzgados
Desde la plataforma ‘Unidad Contra la Injusticia’ han convocado una concentración para apoyar a las tres mujeres agredidas por la UIR. Será el próximo martes, 7 de febrero, a las 10:00 horas en la puerta de los juzgados. Este medio habló con una de las perjudicadas, Fetiha Ahmed Mohamed, que confesó que todo comenzó cuando “estábamos festejando como gente normal, al igual que en toda España. La policía vino a echar a ‘Dakka Marrakchia’, al principio me aparté, porque no entendía nada y obviamente me daba miedo”. Sin embargo, detalla que se dio la vuelta para alejarse y “noté un golpe, como un porrazo en toda la espalda”.
Cuando se giró fue directa al agente “con buena educación a pedirle una respuesta de por qué me pegó y solo me dijo: vete”. Revela que “sinceramente me altere, me di la vuelta con impotencia y otro policía vino a pedirme la documentación y le dije que no la llevaba encima y que le podía dar mis datos”.
En ese momento, apareció una mujer con su hija –que ha terminado con el dedo fracturado– “ellas vinieron a defenderme porque no le había gustado la manera en la que me habían cogido y agredido». Cuando Fatiha Hamed volvió a intentar apartarse de la aglomeración, no pudo y recibió “tres golpes fuertes seguidos y a la tercera caí rendida al suelo”. La joven señala que está llena de moratones, dolorida y con una contusión, después de los porrazos recibidos.
“No conozco de nada a la mujer y la niña, ellas vinieron a defenderme y han salido perjudicadas por querer ayudarme”, lamenta. Después del incidente la ambulancia la llevó al Hospital Universitario de Ceuta y al salir de este fue a la Jefatura Superior de la Policía Nacional para preguntar si lo que le ocurrió era “legal” y le dijeron que “no”, así que optó por denunciar a los agentes.
Para Ahmed la forma de actuar de la UIR venía motivada por “el racismo, se les notaba en los ojos que estaban muy quemados. Me aparté y me volvieron a pegar, eso es el colmo”. Además, agrega: “Cuando me pegó, me acerqué a él llorando y le pedí tres veces que por favor me dijese el número de placa para denunciarlo, no quiso y me aseguró que me lo darían en la comisaría, de eso hay muchísimos testigos”, finaliza.