Ya es un hecho inevitable hasta en las mentes más optimistas: habrá nuevas elecciones en noviembre. El rey firmará mañana el Real Decreto que ordena la disolución de las Cortes Generales y que anuncia la convocatoria de nuevas elecciones. Mientras que en lo que se conoce como «izquierda» las posturas cada vez parecen más distanciadas; al otro lado del espectro político, al que acostumbramos a referirnos como «derecha», cada vez suenan más fuertes los ecos de la propuesta «España Suma».
Hoy, lunes 23 de septiembre, es el día que agota el plazo de manera oficial para lograr a investidura de Sánchez. Quienes no creen en milagros o carecen de un optimismo casi surrealista, ya daban por sentado hace una semana que unos nuevos comicios electorales eran inevitables por más tiempo que aún quedase para negociar. Las posturas eran claras e inamovibles. Quienes se aferraban a las fechas como última esperanza para evitar otras elecciones, ya no tienen más salvavidas. Mañana el rey firmará el Real Decreto que anunciará la disolución de las Cortes Generales y la convocatoria de elecciones.
PSOE y Unidas Podemos: ni acuerdo, ni perdón
El «modo campaña» lleva activado una semana en todos los partidos. Si bien es cierto que cuesta discernir cuando lo apagan y cuando no, es evidente que las pugnas por los relatos y los repartos de la culpa -tratando de quedarse para sí la porción más pequeña- se han intensificado en los últimos días. Es más, donde antes había tono serio, pero con intención conciliadora; ahora hay acusaciones rotundas y ataques directos. Esto es palpable sobre todo en los dos partidos que, en teoría, estaban llamados a negociar y a alcanzar un acuerdo: PSOE y Unidas Podemos. Si durante todos estos meses, e incluso a lo largo de la anterior campaña electoral, los de Iglesias preferían evitar el tono bronco con el que se habían dirigido anteriormente el PSOE -para la hemeroteca de la historia queda el famoso consejo de Iglesias a Sánchez en relación a la cal viva– ahora no tienen reparos en atacar abierta y públicamente al presidente en funciones y a toda su ejecutiva.
La oferta de Cayetana Álvarez de Toledo a Inés Arrimadas
Al otro lado del tablero ocurre un fenómeno prácticamente inverso. La oferta del Partido Popular para constituir un bloque de derechas que palie la fragmentación del voto conservador en España, está mostrando la cara más «amable» -o «friendly» para los nacidos en el siglo XXI-, de aquellos que están llamados a ser los buques insignia en la pugna dialéctica. Para muestra un botón: Cayetana Álvarez de Toledo, asidua a la polémica y «digna» sucesora de Rafael Hernández como portavoz de los populares, ya ha anunciado que está dispuesta a dar un paso atrás y no encabezar la lista en Cataluña «en favor de Inés Arrimadas (Ciudadanos)», si con ello consigue que Ciudadanos e adhiera al proyecto «España Suma».