En la carretera del Faro, en el Monte Hacho, de repente al transeúnte le ataca en la nariz un intenso y característico olor a ganado. A pocos metros debajo de la carretera, 800 corderos y chivos esperan pacientemente el día 12 de agosto, fecha en que miles de musulmanes ceutíes rememorarán el acto de fe de Abraham, al que, dicen las escrituras, Alá envió un cordero una vez comprobó que era capaz de sacrificar a su propio hijo en nombre de Dios.
Paco y Miguel hace 40 años que, durante los 20 días previos a la Fiesta del Cordero, montan un cercado donde cobijan unos 800 animales, entre corderos y chivos blancos. Estos últimos, cuenta Paco, cada vez son más demandados por la gente con problemas de azúcares. A diez días de la fiesta, tan solo quedan unos 50 animales a la venta. Una familia mira los ejemplares. El hijo observa atentamente cómo los borregos hacen piña, como si quisieran protegerse de las miradas atentas de los humanos.
«Un buen cordero tiene que tener alrededor de un año de vida, no estar ciego y tener buenos dientes», nos cuenta un padre de familia, mientras le toca el lomo al animal comprobando la columna vertebral. Una decena de niños y niñas han acompañado a sus progenitores, siendo la misma elección del borrego un acto familiar esperado por los más pequeños de la casa.
Cada animal cuesta unos 180 euros. Una vez son escogidos, Paco y Miguel los marcan doblemente. Por un lado, con un spray rojo les marcan un número en la lana, el mismo que lucirán en el cuello. Con furgonetas con barrotes, el día antes de la celebración las familias se llevarán los corderos hacia las carpas que el Ayuntamiento monta en cada barriada, para poder realizar los sacrificios bajo unas buenas condiciones higiénicas.
Estas granjas provisionales se cerrarán el mismo día 12. A parte de la de los hermanos Sánchez, también hay puntos de venta en Calamocarro, en El Príncipe y en García Aldave. Paco nos cuenta que este año les están haciendo muchas inspecciones de Sanidad, porque en Marruecos hay detectado un brote de lengua azul, una enfermedad vírica que afecta al ganado ovino. Las continuas inspecciones en Ceuta rebajan hasta casi 0 las posibilidades que se esparza este virus entre los corderos. Todavía con las Fiestas Patronales en marcha, la comunidad musulmana de Ceuta se prepara para uno de los días más importantes de su calendario religioso.