El expresidente surcoreano Yoon Suk-Yeol fue arrestado este miércoles tras horas de forcejeos entre sus partidarios y más de 3.000 agentes movilizados por la Oficina de Investigación para Casos de Corrupción. Yoon, acusado de declarar la ley marcial en diciembre, defiende la legalidad de sus acciones y denuncia la «caída del estado de derecho» en Corea del Sur.
En un operativo que comenzó en la madrugada, las autoridades surcoreanas lograron detener al presidente destituido Yoon Suk-Yeol, quien se encontraba atrincherado en su residencia en Seúl. La orden de arresto fue ejecutada a las 10:33 hora local (01:33 GMT) por la Oficina de Investigación para Casos de Corrupción de Altos Funcionarios (CIO), después de un intento fallido a principios de mes.
El arresto de Yoon marca un hito en la historia política de Corea del Sur, siendo el primer presidente arrestado mientras aún estaba en funciones, aunque había sido despojado de sus poderes el 14 de diciembre tras una moción parlamentaria que lo destituyó por su controvertida declaración de la ley marcial. Yoon ha insistido en que las investigaciones en su contra son «ilegales e inválidas» y ha prometido «luchar hasta el final» para defender sus acciones.
Operativo de Detención y Resistencia
El despliegue para arrestar a Yoon fue masivo, con 3.000 agentes rodeando su residencia en Yongsan, Seúl. Los primeros intentos de entrada fueron bloqueados por una cadena humana formada por sus servicios de seguridad y vehículos estratégicamente colocados. En respuesta, unos 6.500 partidarios de Yoon se congregaron alrededor del recinto, y aproximadamente 30 parlamentarios del Partido del Poder Popular (PPP) protestaron contra la orden de arresto.
Finalmente, los agentes lograron ingresar utilizando escaleras y negociaron la entrega de Yoon, quien había permanecido en su residencia desde su destitución. Tras su arresto, Yoon fue trasladado a la sede de la CIO, donde se negó a declarar ante los investigadores.
Tensiones Políticas y Simpatizantes Pro-Estadounidenses
La situación ha generado tensiones políticas significativas, con el Tribunal Constitucional abriendo un procedimiento para decidir si la inhabilitación de Yoon será definitiva. En paralelo, el apoyo de sus seguidores se ha manifestado con banderas estadounidenses, un gesto que refleja su percepción de Yoon como un defensor de políticas pro-occidentales y su oposición al gobierno actual.
Este arresto y la investigación en curso podrían tener profundas implicaciones para la estabilidad política de Corea del Sur, mientras el país observa cómo se desarrolla el proceso legal y político que determinará el futuro de Yoon Suk-Yeol.