Cristina Fuentes, actualmente es profesora de la Rey Juan Carlos en el área periodismo es investigadora en la cátedra de inmigración de la Universidad Francisco de Vitoria. Confiesa estar bastante liada a nivel profesional, pero asegura que el activismo es muy importante en su vida. En su faceta de activista pro derechos humanos colabora con varios colectivos, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), No Borders Granada y la Barraca Transfronteriza, son sus tres piedras angulares para hacer de la Frontera Sur un espacio más humano.
Entre sus planes de futuro se encuentra la reedición del Informe de Porteadoras de 2016, para adecuarlos a la realidad actual de las porteadoras.
Desde El Foro de Ceuta hemos querido entrevistar a Cristina, que además es colaboradora habitual de esta casa, para hablar de las invisibles, de las mujeres que sostienen el comercio atípico y que son objeto de vulneraciones de sus derechos cada día en la Frontera de Ceuta.
La primera tesis doctoral sobre porteadoras
La tesis doctoral de Cristina analiza la situación de las mujeres porteadoras en la frontera hispano-marroquí, específicamente en el caso de Ceuta. Las porteadoras son mujeres marroquíes que a diario se desplazan desde sus municipios en el wilaya de Tetuán hasta Ceuta para transportar mercancías en fardos, desde el lado español hasta el marroquí de la frontera. Los pilares sobre los cuales se articula su investigación son: identificar quiénes son las porteadoras y cuáles son los motivos que las llevan a realizar esta actividad laboral; comprender la mecánica de trabajo de estas mujeres; los condicionantes y las peculiaridades político-legislativas que favorecen esta situación. Así como indagar sobre las consecuencias y los efectos que esta actividad laboral genera en las porteadoras.
La realidad de las invisibles
Tu tesis doctoral “Las mujeres porteadoras en la frontera hispano-marroquí: El caso de Ceuta” te lleva a estudiar la realidad de estas mujeres… ¿qué procesos personales y sociales te hacen preocuparte por este fenómeno?
Fue un proceso de cambio personal. Me fui a trabajar en un proyecto de cooperación en México y viví en la frontera de México con Guatemala. Allí me encontré con una serie de mujeres guatemaltecas que llegaban a esa frontera cargadas de cosas que vendían en una especie de rastro (comida, café, artículos de Guatemala). Me acerqué a ellas porque me llamaron muchísimo la atención. Porque además, ¡venían cargadas de hijos! Venían con 3 o 4 hijos pequeños, y cruzaban la montaña entera y cruzaban la frontera entera. Era una frontera bastante porosa y hacían caminos de 7-8 horas para ir al lado de Méjico (Chiapas). Este fenómeno quedó en mi conciencia.
Quedó tanto que me puse a investigar si ese fenómeno era exclusivo de esa frontera o si se repetía. Y mi sorpresa fue que el desconocimiento y la invisibilización de las porteadoras era tal, que ni siquiera yo, que era experta en migraciones, conocía que ese fenómeno se repetía en la frontera hispano-marroquí. A partir de ahí ya me sumergí en quiénes eran las mujeres porteadoras.
En tu tesis te refieres mucho “la teoría de las fronteras”. ¿En qué consiste esa teoría?
He hecho el trabajo con una definición de frontera que no es la física. No es la frontera con una valla. No, a mí este tipo de frontera no me sirve, porque es el impacto visual entre la separación de dos lugares. Pero es que la frontera no es eso, sino que hablamos de un espacio de intercambio de identidades.
Con lo cual Ceuta en sí es frontera, y Castillejos… Todo el perímetro fronterizo es frontera, no es solamente el paso del Tarajal. Vivimos en una ciudad que es frontera en sí misma. ¿Por qué? Pues porqué las identidades están hibridizadas. La situación que se vive aquí, tanto en Ceuta como en una frontera que llega a Tetuán, es totalmente colectiva.
¿A qué te refieres con “identidades hibridizadas”?
Se generan identidades que son muy mezcladas: se toma café aquí que es tetuaní, te tomas tu té como te lo estás tomando en Tetuán y al contrario. Estas en Tetuán y muchos productos son españoles. Se genera una identidad fronteriza que está por encima de lo que es la valla.
El mestizaje cultural y social que tiene la ciudadanía tanto ceutí como tetuaní está completamente mezclada. Estamos hablando de que en Ceuta existen dos comunidades religiosas igual de fuertes. Pero es que en el otro lado pasa igual, en Tetuán, Martil y Tánger, el obispado es una parte todavía muy importante. Y esto no pasa solo a nivel religioso, sino también en hábitos y en costumbres.
Vox habla de marroquinización de los planes de empleo, de marroquinización de las sociedad ceutí, … ¿se puede referir a esto?
¡Ojalá! Ojalá el discurso de la hibrización cultural –que es muy sano y del que todos tenemos que beber de él- sea a lo que partidos políticos como Vox se refieren. Cuando Vox utiliza el término marroquinización de los planes de empleo se está refiriendo de manera peyorativa como personas de origen magrebí se “cuelan” en las listas de empleo.
Nosotras nos referimos a otra cosa: hablamos que Ceuta, al igual que Melilla, tiene una situación que permite mamar de diferentes corrientes culturales, no solamente de la globalización. La ventaja de Ceuta es que se hibridizada con otras identidades que no están occidentalizadas.
Las porteadoras y sus realidades
¿De dónde sale el término ‘porteadora’?
Yo no sabía nada antes de empezar a investigar las mujeres porteadoras. Así que me puse a leer todo lo que había sobre ellas, que era nada. Sólo encontré artículos de prensa que utilizaban un montón de conceptos: mulas, camalas, etc. Y me encontré con la Declaración de Tetuán, que fue una declaración que hizo en 2012 la APDHA y ahí se utilizaba el termino porteadoras, y fue el que yo acuñé.
Ahora mismo todo el mundo sabe a qué se refiere el término porteadora y es gracias a todo el trabajo que se ha hecho en esta frontera.
¿Qué estereotipos o mitos te rompe tu investigación?
Pues cuando me desplacé a Tetuán y Ceuta a hacer el trabajo de campo, todas las personas con las que hablaba me hablaban de un perfil de porteadoras que yo no encontraba: mujeres separadas, divorciadas o repudiadas socialmente.
Y ahí estaba el primer mito. Era mentira, la mayoría de las mujeres porteadoras eran mujeres casadas. Era un estereotipo patriarcal, un paternalismo, de cómo una mujer indefensa y desprovista de un hombre se tenía que tirar a la frontera para buscarse la vida.
Cuéntanos un poco la situación de las mujeres porteadoras ¿Cómo llegan a portear? ¿qué supone ser porteadoras?
Hay un dato que me llamaba la atención: que eran mujeres muy mayores, primero entendí que no eran mujeres tan mayores, si no que estaban muy mal tratadas físicamente. ¿Cómo una mujer decide dedicarse al porteo? Existen dos patrones por los que una mujer se decide a ser porteadora y ambos están relacionados con el estado civil y las responsabilidades familiares.
El primer prototipo: se casa, tiene un hijo, dos y tres y se convierte en porteadora. Esa conversión ocurre porque aumenta el número de hijos y las necesidades económicas del hogar, pero no el número de ingresos. Ante una situación de emergencia económica la porteadora dice, no, me voy a trabajar a la frontera, porque el horario, supuestamente, es muy accesible para compatibilizar vida familiar y laboral (de 8 a 12h) y no necesitan un aval ni contrato y si no quieres ir, no vas, es flexible.
La retribución es instantánea, trabajas un día y entra dinero, tienes el poder de decir, mientras estoy en el bache trabajo y cuando salgamos de esta emergencia de situación socioeconómica dejo la frontera.
Las porteadoras comienza a trabajar muy pronto después de tener su tercer hijo y entran pensando que será algo temporal. Luego esa situación se eterniza, porque según adquieren la retribución económica la gastan diariamente.
Además el porteo es muy complicado, no todos los días que se va a trabajar se consigue sacar mercancía, el precio del bulto es muy flexible y se hace una inversión económica para subir a Ceuta. Entonces el dinero no es tanto como piensan que será a priori.
El segundo escenario es cuando se produce un cambio en el estado civil, mujer casada que tiene un hijo o dos o tres, (los que decida tener) y cambia su estado civil. O se separa o se queda viuda, y en los dos casos se queda en una situación de desamparo económico, y con sus responsabilidades familiares, teniendo ella que hacer de soporte económico. Y se viene a la frontera.
Así se “activan” las mujeres porteadoras. Piensan que es un trabajo en el que va a durar 6 meses y que van a poder ahorrar y van a conseguir abrir su negocio, que es lo que muchas desean, y no pasa. Y no pasa, porque la frontera es muy dura, caen en lo que denominamos como la “espiral fronteriza”.
La frontera y su espiral
¿En qué consiste la espiral fronteriza?
Consiste en dos factores, la dependencia económica y el moral.
La dependencia económica, es muy difícil ahorrar porque aunque a veces puede parecer que han conseguido bastante dinero, primero: ese dinero tiene gastos: llegar a la frontera y volver, y segundo: no todos los días lo consiguen. Hay semanas en las que no ganan nada y semanas en las que ganan 50 euros. El dinero es para pagar deudas que han ido contrayendo.
La espiral fronteriza consiste en una dependencia económica, con una economía de supervivencia.
Y la segunda parte es la moral, ellas se sienten muy mal por la actividad que realizan, de hecho las casadas con hijos, muchas veces su familia no sabe que son porteadoras, piensan que son trabajadoras del hogar que vienen a Ceuta a trabajar como muchachas.
Hay un gran estigma en la sociedad tetuaní en la que las mujeres porteadoras han perdido su dignidad. Tienen vergüenza de ser porteadoras porque se relacionan con hombres y en ocasiones duermen fuera de casa.
Para la sociedad marroquí esto es similar a ser trabajadora sexual, una especie de perder la honra. Muy duro para ellas.
Se produce una situación de quedarse atrapadas en la frontera “me he dejado mi vida en la frontera, mi vida está ahí”. Todas sus conversaciones giran en torno a la frontera y pasan a sentirse cómodas únicamente con sus compañeras hablando de la frontera porque se convierte en mujeres que ya no están ajustadas a la sociedad tetuaní de origen. Son rechazas por la actividad que realizan, son repudiadas y muy mal vistas socialmente.
Esta espiral de la frontera también se basa en que al final el único sitio en el que ellas se sienten bien es en la frontera.
El factor económico determina esta realidad
¿Cómo afecta el porteo y la situación de las mujeres que lo practican a la sociedad ceutí y a la sociedad marroquí?
Esta es una de las preguntas que yo me hacía durante el trabajo de campo de mi tesis. Hay que ver el porteo desde la perspectiva económica, que es la que menos me gusta, pero la realidad es que esta ciudad vive por y para el comercio atípico. Ceuta no tiene actividad industrial ni agrícola. Ceuta vive del sector servicios y todo lo que consume viene del Puerto.
El 56% de lo que entra por el Puerto, sale por Marruecos. Y este dinamismo empresarial no existiría si no hubiese unas mujeres de las que se abusa y se vulneran sus derechos humanos y eso es así, le pese a quien le pese.
¿Por qué? Vamos a pasearnos por el Polígono del Tarajal y vemos que hay 300 naves industriales para una ciudad tan pequeña como es Ceuta y un polígono industrial que está situado justamente en la frontera del Tarajal cuando el Puerto está en la otra punta de la Ciudad.
Los datos de la Cámara de comercio lo dicen: es imposible que en una ciudad de 80.000 habitantes consuma tantos producto básicos, a no ser que lo que entra en la Ciudad es para que salga por la frontera. La configuración se ve muy afectada por el dinamismo económico que genera el porteo.
¿En qué sentido configura la ciudad?
Yo creo que la supervivencia económica, es una de ellas, porque si no Ceuta se tenía que haber buscado otra forma de producción económica, y también creo que a nivel social no es consciente de la situación de las mujer porteadoras.
El fenómeno de las porteadoras no está integrado en la configuración de la ciudad. Yo lo comparo con las trabajadoras del hogar, a las trabajadoras del hogar se las ve en el centro de la ciudad, en el autobús… interactúan, son muy visibles.
¿Qué pasa con las porteadoras? Que no salen del perímetro fronterizo, entonces la sociedad ceutí vive muy alejada de la situación de las porteadoras, porque están muy lejos.
Hace unos meses que se habla de que Marruecos iba a acabar con el porteo, ¿Qué opinas de esto?
Aquí me voy a pillar los dedos, pondría la mano en el fuego porque el porteo jamás se va a terminar. Podrán cambiar las dinámicas, pero no creo que se cierre la frontera para las mercancías y acabe el comercio atípico.
Es improbable por varias cuestiones: el capital no tiene fronteras, las personas si, muchas. La mercancía va a seguir saliendo, porque la sociedad del norte de marruecos es dependiente también del comercio atípico y de los productos del comercio atípico.
No se pueden cambiar las pautas de consumo de la noche a la mañana. No creo que la actividad de las mujeres porteadoras vaya a acabar, la lucha es que se dignifiquen sus derechos.
¿Ha cambiado en algo la realidad de estas mujeres desde que hiciste tu estudio hasta ahora?
Creo que la realidad no ha cambiado en el perfil. Siguen siendo las mismas mujeres que se ven obligadas por estas dos situaciones de emergencia socioeconómica. Lo que sí ha pasado es que ha variado el circuito de la porteadora.
Entran por el Tarajal y salen por Tarajal II. Ha variado con lo que a mi me gusta denominar “el maquillaje de la frontera”. Son las políticas, los parches y las soluciones que se implementan desde España con el consentimiento del Gobernador de Tetuán, para parecer que hacen algo para dignificar la situación de las mujeres porteadoras.
La medida del carrito nace por los comerciantes, para tapar lo que estaba pasando. Para tapar esa imagen de la porteadora tan deleznable cargando fardos de 60kg. Pero no es porque le importasen los derechos de las porteadoras, que no les importaban, era para que con la imagen que se estaba dando no les cerrarse el negocio.
Y por qué te digo que no se pensó en las mujeres: pues porque primero una cosa que me molesta mucho es que no se las toma en cuenta en la toma de decisiones en las cosas que están relacionadas con ellas, y lo segundo es intentar empujar un carro de la compra por una cuesta arriba con una pendiente de 60 grados, a ver si no preferís echarlo a la espalda. Además estos carros se cargan con 100 o 120kg y les pagaban los mimo que el fardo que llevaban a la espalda. ¿Alguien pensó en ellas? No, pensaron en lavar la imagen.
Dignificar a las porteadoras
¿Qué medidas se podrían tomar para dignificar la realidad de estas mujeres?
Por ejemplo hay medidas que recojo en mis investigaciones y la APDHA recoge en el informe de las mujeres porteadoras de 2016, que salen de las entrevistas que le hago a las mujeres, y ¿que es lo que quieren? Pues quieren una zona de sombra, no quieren estar sentadas en la playa, quieren un sitio donde beber agua, porque hay un componente importante de deshidratación, sufren muchas enfermedades renales, no tienen baños habilitados…
El daño psicológico y el deterioro físico no se ve, están invisibilizado por la crueldad de la frontera. Piden poder entrar ordenadamente, y que no haya avalanchas, que no les peguen. Hay mujeres que teniendo una pierna escayolada vienen a trabajar, y es que si no entran, no tienen con qué alimentar a sus hijos y no es demagogia, es una realidad porque lo he visto con mis ojos.
Si esto tiene que seguir así porque la rueda del consumo del comercio atípico va girando, dignifícalo.
Ahora que hablas de dignificar la frontera ¿Qué opinas del porteo masculino, y la eliminación de los dos días de porteo para las mujeres, es una forma de perpetuar las desigualdades de género también en la frontera?
La mayoría de los hombres son los que salen con los coches patera. Los hombres no salen con 60kg a sus espaldas, es una clara estructuración de género. Es una respuesta a los hábitos patriarcales que existen en la sociedad.
Yo lo veo muy claro, las mujeres con su fardo de 60kg con productos que no tienen casi ningún valor, y por los que les pagan menos comisión y los hombres con el maletero lleno a reventar, con productos que revenden ellos (no necesitan intermediarios como las porteadoras), y con mercancía mas cara. Como por ejemplo todo el alcohol que se vende en Tetuán. Y les dan dos días igual que a las mujeres. Si, definitivamente, hablamos de una estructuración patriarcal del circuito de las porteadoras.
Siempre denuncias la vulneración de los derechos humanos y de la invisibilización de los derechos de las mujeres porteadoras, ¿a que te refieres?
Es un concepto que vengo repitiendo como un mantra, porque desde ninguna perspectiva de respeto a los derechos humanos se permitiría una situación como la de estas mujeres. Lo más visible es que soporten los fardos, pero no es la única vulneración. El que no se las considere como trabajadoras me parece deleznable. Porque ellas no manejan dinero ellas entran al polígono: el fardo ya esta embalado, se lo dan y le dan un ticket y el fardo esta marcado, ellas salen por Tarajal II, le dan al cliente de la mercancía (que ya se la han comprado al comerciante), ella le da el ticket y un dinero a la porteadora, pero por la comisión del desplazamiento del fardo. Alguien contrata a esa mujer… ¿o no? Porque ellas no compran la mercancía en el Tarajal y la revenden.
¿Por qué no se regula a las mujeres porteadoras?
No sabemos, pero toda la actividad laboral la desarrollan en territorio español. Esta pregunta la llevamos al Parlamento Europeo. Tardaron mucho en contestar en tiempo y forma, y la respuesta fue que las empresas se tendrían que regularizar como transfronerizas y que no era viable. Pero eso no respondía a nuestra pregunta.
A modo de conclusión…
¿Te gustaría añadir algo más?
Quiero acabar con una reflexión de David Moffette, un investigador canadiense, que se preocupó mucho por la situación de las porteadoras. Y dice que la frontera de Ceuta es un agujero negro, porque es muy porosa.
Y resumía su porosidad en lo siguiente: ¿por qué se les deja pasar a las mujeres porteadoras por una frontera tan férrea como lo es una frontera hispano-marroquí, una frontera europea y pueden entrar con total libertad, y a la población migrante no?. Él respondía de una manera tajante: porque de las porteadoras la ciudad tiene un rédito económico, algo que no ve con la población migrante.
Si no hubiese un componente económico tan fuerte en la actividad que generan las mujeres porteadoras, ellas no podrían pasar a esta ciudad. Los derechos humanos se invisibilizan y se vulneran si hay un interés económico de por medio.