La Educación Especial se enfrenta a graves desafíos en el sistema educativo, con un crecimiento significativo de la población escolar que requiere atención especializada
A pesar de las numerosas advertencias y denuncias de la comunidad educativa, la respuesta del departamento responsable ha sido marcada por la incomprensión y la falta de recursos. La política se ha caracterizado por soluciones improvisadas e insuficientes, incluso recurriendo a prácticas irregulares, como la utilización de planes de empleo para cubrir puestos educativos.
El servicio de Educación Especial actualmente está muy por debajo de los estándares óptimos, con un déficit de calidad en la enseñanza y un sobreesfuerzo del profesorado para compensar la falta de apoyo administrativo. A pesar de las demandas y protestas de profesores y familias, las promesas de mejorar la situación, como el aumento de personal de apoyo, no se han cumplido.
La situación es crítica, con todas las plazas de aulas específicas y aulas TEA ocupadas y un aumento constante de la demanda de servicios. La falta de acción por parte de la administración está afectando gravemente el funcionamiento diario de los centros educativos, que se ven obligados a hacer malabarismos organizativos con recursos insuficientes.
A pesar de informes técnicos favorables que respaldaban la apertura de más aulas TEA, la propuesta fue inexplicablemente rechazada el curso pasado, lo que demuestra la desconexión entre la realidad en el terreno y las decisiones administrativas.
Es imperativo que se tomen medidas urgentes para ofrecer un servicio de Educación Especial de calidad, que responda a las necesidades reales y cumpla con las normativas vigentes. La inacción de la administración es inaceptable e irresponsable, y no hace más que exacerbar una situación ya crítica.