Estamos en una sociedad con tanta falta de pensamiento crítico y propio que nos hace dar más peso al quien que al qué.
No paramos a escuchar, ni leer, ni pensar por nosotras mismas en demasiadas ocasiones, sino a llevarnos por la corriente.
Incluso aunque sean corrientes que vayan contracorriente.
Una persona racializada puede ser racista, una mujer puede ser machista y los referentes deberían de serlo por el contenido de sus argumentos y no por el simple hecho de serlo.
Y esto es porque se trata de lacras estructurales y educacionales, en las que se debe trabajar de manera continua y desde la humildad, única puerta para el aprendizaje continuo y crecimiento personal y/o profesional.
Vamos a poner ejemplo de ello.
Ignacio Garriga, Samir Nair, Javier de Lucas, mujeres que votan a VOX….
Pero preocupa en especial en los casos de personas de referencia.
Porque quien los sigue piensa que si los cuestiona sus cimientos endebles basados en opiniones de la corriente, tiemblan.
Samir Nair, politólogo, filósofo, sociólogo y catedrático francés, especialista en movimientos migratorios y creador del concepto de codesarrollo. Es una de las voces destacadas del progresismo en Europa.
Pues Samir Nair dijo en una intervención en la televisión valenciana este 7 de diciembre, entre otras cosas, que había que recordar que Europa es la cuna de la civilización y la cultura, y que si se quiere abordar el tema migratorio es necesario llevar programas de cooperación internacional a los países de origen de las personas migrantes.
Este punto de vista evidentemente es colonial. Y racista.
Javier De Lucas, es catedrático de filosofía del derecho y filosofía política en el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia.
Pues a raíz de ese programa, a personas que expresaron lo evidente sobre el discurso de su colega Samir, utilizó calificativos como ignorantes, agresivas, sarampión dentro del movimiento antirracista, analfabetas funcionales, como argumento.
A raíz de esto desde SOS Racismo se hace un comunicado y oh sorpresa, los activistas euroblancos no apoyan en una gran mayoría.
Esto nos debe hacer reflexionar.
El miedo, la falta de pensamiento crítico, el corporativismo, nos impide crecer y evolucionar como personas, como activistas.
No debiera de importar quien, sino qué se dice.
Porque el hábito no hace al monje.
Nunca lo hizo.
Y si yo tuviera algún referente en materia de migraciones, asilo, refugio, o movimiento antirracista…. No sería blanco. Y no viviría tras la comodidad de una mesa de despacho.
Al racismo se le combate o no se le combate. En todas sus formas. Y venga de donde venga.