Estamos viviendo situaciones extremas en entornos volátiles (VUCA). Los llamados líderes políticos deberían estar preparados y entrenados en una serie de habilidades que les permitiría controlar los desafíos actuales a los que estamos expuestos, con una claridad de actuación ante lo que se nos viene encima y dotados de una empatía de la cual carecen, para generar compromisos y construir consensos.
Ante este panorama tan desgarrador las fobias de nuestra sociedad y la incertidumbre hacen que nos preguntemos qué va a suceder a corto plazo, las personas sufren una sensación de irrealidad con preocupaciones excesivas por cómo va a cambiar nuestro entorno más cercano, sin poder abrazar a nuestros seres queridos o volverlos a ver por este distanciamiento social que se nos antoja bastante duro, los miedos son libres dependiendo de como lo vive cada uno, la resiliencia es también un fenómeno colectivo y social donde deja una huella con experiencias de amalgamiento de situaciones muy dolorosas.
Con la que está cayendo y nuestros políticos enzarzados en las próximas elecciones catalanas; este tipo de acciones son las que hacen que los ciudadanos estén cansados de los circos mediáticos que tenemos que vivir a diario en nuestras televisiones, esto nos hace pensar que nuestros políticos han perdido la cabeza, dicen que no hay ningún problema y que lo tienen todo controlado, que pueden celebrarse las elecciones catalanas y esto solo nos parece una falta de respeto, estos señores no se han dado cuenta de lo que están proponiendo, miles de autónomos que han tenido que cerrar sus negocios por esta pandemia y que tienen que seguir pagando sus impuestos sin haber percibido apenas ingresos, ahora resulta que unas elecciones son más importantes que la quiebra de muchos negocios y las miles de muertes producidas por este terrible virus.
Todo apunta a que el que no nos confinemos en su totalidad es porque se preocupan por la economía de nuestro país, o simplemente es que las elecciones catalanas tienen que celebrarse sí o sí. Ya no nos queda ninguna duda de que esta clase política va a lo suyo, con un único interés que no es otro que contar con el mayor numero de fichas para poder ganar esa partida de ajedrez cuyo premio es tener más poder para sus artimañas personales. El pueblo pasa a un segundo plano y de no ser porque desde Europa nos miran con lupa, estaríamos aún peor de lo que hoy estamos. Cuando los políticos pierden la cabeza, el pueblo pierde el respeto.