Después más de un año incendiando las sesiones plenarias con ataques a diestro y siniestro, Vox Ceuta no ha soportado apenas un par de sesiones castigado en el rincón de pensar
Verdejo ha «invitado» a Vivas «a que no de la orden de que no se debata, el debate enriquece» y se ha quejado de que ya «no se debate igual»
El presidente ha justificado su decisión señalando los continuos insultos y ataques personales de Vox: «Son destructivos y contrarios al espíritu de la democracia que no es otro que contrastar opiniones y llegar a acuerdos»
En la sesión plenaria de control a la acción de gobierno celebrada este viernes en la Asamblea de Ceuta, el portavoz de Vox, Carlos Verdejo, durante una interpelación se ha quejado de que, desde que el presidente de la Ciudad y del Partido Popular ceutí, Juan Vivas, «dio la orden» a su equipo de no entrar al trapo en las provocaciones de la ultraderecha, «hay un contraste muy notable con el resto de las intervenciones de sus compañeros con el resto de portavoces» y ha señalado que el PP «rehúye el debate» con Vox.
«Tenemos que decirlo, hay un contraste, ni se desarrollan las explicaciones ni se usa el mismo tiempo y, por tanto, no se debate igual. Ese contraste, usted tiene que entender, que nosotros entendemos que es cercenar el debate, más cuando ya en las pasadas sesiones plenarias usted advirtió de que con Vox no se debatía«, ha añadido el portavoz de la ultraderecha.
El presidente ha respondido señalando que dijo que su grupo no iba no a entrar «en una guerra de descalificaciones e insultos porque eso desprestigia a la institución». «No tengo ningún miedo a debatir con ustedes todo lo que haga falta, lo que yo, ni ningún miembro del PP, vamos a hacer es contestarle a sus insultos. Y si quiere, en otro momento, le puedo traer una lista por escrito de los insultos que ustedes proliferaron en la ultima sesión. Insultos no vamos a contestar, argumentos todos. Consideramos que los insultos son destructivos y contrarios al espíritu de la democracia que no es otro que contrastar opiniones y llegar a acuerdos. Le damos mucha entidad a esa función como para que convirtamos esto en una suerte de insultos recíprocos. En ese juego no vamos a entrar«, ha señaladoVivas.
Por su parte, Verdejo ha insistido recordando que el presidente dijo «que con Vox no se debatía» y que «no dijo lo que acaba de decir literalmente.» Respecto a la lista de insultos a la que ha aludido Vivas, Verdejo ha señalado que la esperará «encantado». «Insultos aquí no ha habido. La única vez que se pudo atisbar una palabra como insulto, servidor pidió disculpas y no fue precisamente a nadie del Grupo Popular, fue a alguien del Grupo Socialista», se ha defendido el de Vox, confundiendo, intencionadamente o no, la acción de insultar a alguien con el hecho de decirle alguna grosería (lo explicamos en detalle más abajo).
«Usted tiene una interpretación y nuestro grupo tiene otra». «Le invito señor presidente a que no de la orden de que no se debata, el debate enriquece, dar explicaciones siempre va ser positivo los ceutíes les quieren escuchar no quieren que callen», ha concluido Verdejo.
A esta petición, el presidente se ha limitado a señalar que no sabe «cuál es» el «mundo» y el «ambiente político» de Verdejo, pero que en el suyo «no se dan órdenes». «Nosotros (el Grupo Popular) compartimos planteamientos y estrategias ordenes ninguna«, ha matizado Vivas.
Insulto y palabrota no son sinónimos
En el lenguaje político, o el «politiqués«, como llama el propio Verdejo a esa lengua que dice desconocer, pero en la que tiene nivel de B1 como poco, es un idioma que se fundamenta en el arte del eufemismo, el disfemismo y las expresiones cuidadosamente seleccionadas a la hora de construir el discurso que mejor transmita el mensaje que se pretende difundir. El ejemplo por antonomasia es lo mismo decir que sobre tal país ha habido una «incursión aérea» que decir que ha habido un bombardeo sobre tal población. El cambio es sustancial y, evidentemente, intencionado.
Sin embargo, como ocurre en todas las artes, hay que tener cierta maestría para que la composición resulte atractiva o, al menos, sea digerible. Un error frecuente en este aspecto es el uso de sinónimos que políticos/as tratan de hacer valer por eufemismos. Pasa por ejemplo cuando se llega a un «acuerdo» y no a un «pacto» o cuando se dice que no se insulta, sino que se califica (empleando términos como «traidor», «vendepatrias», «cobarde», etc.), como defiende Verdejo.
Según la Real Academia de la Lengua Española, insultar es la acción de «ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones». Es decir, el insulto, la falta de respeto y la descalificación personal no requieren de groserías o palabrotas. Que se lo expliquen a la nariz de Quevedo.
Después de dos años incendiando las sesiones plenarias con ataques a diestro y siniestro, Vox Ceuta no ha soportado apenas un par de sesiones castigado en el rincón de pensar.