Ese mensaje de esperanza para todos de que el 80% de la población estuviese vacunada ha caído de forma contundente con la llegada del Ómicron. Se infectaron niños, padres y nuestros mayores que aún no habían recibido la tercera dosis, esta odisea fue el remate causado por esta nueva variante, ya que la vacuna supuestamente deja de ser eficaz a partir de los dos o tres meses, la duración frente a la variante Delta era de cuatro a seis meses, por lo que me pregunto pára qué nos vacunamos. Y no, no soy negacionista.
Creo que ha llegado el momento de que alguien diga la verdad sobre qué está fallando. Es posible que esta nueva variante estuviese circulando desde hace mucho más tiempo del que pensábamos y con mucha más intensidad. Es evidente que estas vacunas no se han diseñado para impedir la infección, sino para contener la enfermedad. Y no, no soy un erudito en la materia pero para muestra un botón.
En estos momentos tan convulsos me surge la duda de si aguantará el sistema. La respuesta va a depender en gran medida de todos y cada uno de nosotros en estas fechas. Con esto quiero decir que habrá que reestablecer más restricciones y así probablemente, la curva de reinfecciones dejaría de crecer y se mantendría supuestamente en un nivel controlable para nuestro maltrecho sistema sanitario.
Esto de tener que decidir que se debe hacer es complicado sobre todo cuando hablamos de dar prioridad a nuestra salud o a la economía de todo un país. Pero si no establecemos ningún tipo de medida, lo más probable es que sigan aumentando los contagios, ya que esta variante se transmite a pasos agigantados siendo un gran problema para nuestros sanitarios y centros hospitalarios.
Este caos tendrá un efecto colateral y es el hartazgo colectivo de una población que cada día que pasa pierde la credibilidad en nuestros dirigentes políticos, porque como siempre llegan tarde a la toma de decisiones. Pero no solo ellos son los responsables, sino que también la percepción de riesgo de muchas personas ha cambiado referente a este virus ya que se creía que esta fase pandémica la habíamos superado, bajando la guardia y no tomando las medidas de seguridad.
Por ello, es de vital importancia en estos momentos que la información sea veraz. La fuente fundamental de todo esto son los medios de comunicación, por ello tanto la percepción de las personas como las decisiones de los políticos dependen de esto. Todo este escenario es cambiante, según la cantidad de noticias y el tono de la información que reciben las personas.