2023 ha sido un año bastante aciago para la juventud en Ceuta. Los resultados de los análisis que se realizan sobre la ciudad en cuestiones de educación y empleo no hacen más que preocuparnos, esto se ha convertido en una constante.
Todos los días nuestros jóvenes se ven perseguidos por pensamientos atosigantes centrados en su futuro, esa sensación de tener que abandonar tarde o temprano nuestra tierra por la falta de oportunidades. La ciudad encabeza junto a Melilla la lista en toda España de personas que no residen en su lugar de nacimiento, últimamente siendo la juventud la principal afectada, jóvenes de no más de 20 años haciendo las maletas para trabajar en otro lugar.
Y es que es normal si nos detenemos a estudiar los problemas; un inexistente tejido industrial, lo que conlleva a una inexistente oferta laboral, hace que el estancamiento sea perpetuo. El empleo, si se consigue, presenta unas condiciones que son insuficientes para afrontar un nivel de vida tan caro como el actual.
No hablemos de independizarse, este proceso en Ceuta suena a utopía, el precio de la vivienda aumentó un 7,25%, con alquileres con precios desorbitados por lo que ofrecen. Centrándonos ahora en la educación, el último informe PISA deja por los suelos al estudiantado ceutí, el pedagogo Gregorio Luri afirma que un estudiante de 3º de ESO en Ceuta está a la altura de uno de 6º de primaria en Castilla y León.
La falta de infraestructura, el ratio de alumnos por aula y el deplorable estado del sistema educativo son clave en este alarmante retroceso en el aprendizaje de los alumnos. Los niños cada vez se concentran menos, y muchos psicólogos especializados en el desarrollo del individuo achacan este problema a los móviles y las redes, no hay concienciación entre los jóvenes respecto a su uso responsable.
Los profesores se ven abrumados y hacen lo que pueden por sacar adelante a una clase tan numerosa. Traduciendo lo expuesto anteriormente no podemos estar nada contentos, estamos a la cola siempre de cualquier avance. Solo podemos decir que parece ser que importamos poco, que estamos condenados al ostracismo, cuando realmente debíamos gozar de ciertos privilegios al tratarnos de una ciudad tan pequeña con una población reducida.
Principalmente poseer una mejor gestión y tener acceso a mayores recursos. Si cuidar de la juventud es vital para un futuro prometedor, con los ceutíes no se cumple este criterio.
Desde el grupo lo tenemos claro: existe una manera correcta de combatir esta lacra y es haciendo realidad propuestas políticas enfocadas en revertir la situación. Una de ellas es mediante becas y ayudas en los estudios que faciliten el desarrollo de los mismos, como el cheque de 150€ para quienes terminen la ESO, del que se beneficiarán muchos estudiantes cada año. Y es que la formación académica debe ser la llave en el progreso local, que haga su efecto de afluente y consiga crear nuevos puestos de trabajo.
Así construiremos un futuro esperanzador.