La cumbre europea que se celebra este jueves en Bruselas tiene como objetivo principal abordar los conflictos en Oriente Próximo y Ucrania. Sin embargo, el tema de la inmigración ha cobrado protagonismo tras la propuesta de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien sugiere explorar «fórmulas innovadoras» para gestionar la migración irregular.
Von der Leyen ha planteado la creación de centros de identificación y retención de migrantes ilegales en terceros países, una idea que ha generado opiniones divididas entre los Estados miembros. Mientras que países como España, Francia y Alemania apoyan la aceleración del pacto migratorio y de asilo, otros como Polonia critican estas políticas y han tomado medidas unilaterales para controlar sus fronteras.
Italia, bajo el liderazgo de Georgia Meloni, ha comenzado a aplicar su sistema de externalización de acogida, enviando el primer barco con migrantes a Albania. Este modelo ha encontrado eco en otros países como Países Bajos, que está considerando deportar solicitantes de asilo a Uganda a cambio de compensaciones económicas.
En contraste, España ha expresado su oposición a la creación de centros de migrantes fuera de las fronteras de la UE, argumentando que estas medidas no abordan las causas fundamentales de la migración.
Antes del inicio oficial de la cumbre, Meloni ha organizado un encuentro reducido con países afines a su política migratoria, incluyendo a mandatarios de Países Bajos y Dinamarca. Se espera la participación de alrededor de una docena de países, entre ellos Polonia, Hungría, Malta y Grecia.
Además del tema migratorio, la cumbre también abordará la situación en Ucrania. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha sido invitado para presentar su ‘Plan para la Victoria’, solicitando a sus aliados armamento estratégico para fortalecer la defensa contra Rusia.
La reunión se desarrolla en un contexto de tensiones crecientes en la región, con llamados a una mayor cooperación internacional para enfrentar los desafíos compartidos.