La inclusión de Elden Ring: Shadow of the Erdtree como candidato al Juego del Año ha generado polémica. Geoff Keighley ha confirmado que la expansión de Elden Ring competirá por el galardón, y las redes sociales no han tardado en reaccionar. ¿Es justa esta nominación, o se trata de un error en las reglas de los premios?
La polémica no ha tardado en estallar en redes sociales tras la confirmación de que Elden Ring: Shadow of the Erdtree podría ser nominado a Juego del Año en The Game Awards. Muchos jugadores están indignados con la posibilidad de que un DLC o expansión sea considerado para este prestigioso galardón. Sin embargo, las críticas carecen de argumentos sólidos y caen en una crítica reactiva más que en un análisis reflexivo.
Algunos han expresado su descontento por el cambio en las reglas y argumentan que, si esto hubiera sucedido antes, juegos como Metroid Prime Remastered o la expansión final de Xenoblade Chronicles 3 hubieran sido elegibles. El problema, en realidad, no está en la regla, sino en que no se aplicó antes de tiempo para los títulos que ellos preferían. La verdadera pregunta es: ¿es mejor tarde que nunca?
Por otro lado, otros jugadores acusan a FromSoftware de recibir un trato preferencial, pero olvidan que en 2016, una expansión de The Witcher 3: Wild Hunt, Blood and Wine, también fue nominada a los premios, y nadie cuestionó entonces su validez para competir. La indignación parece derivarse más del éxito prolongado de Elden Ring, y en especial de su expansión, que del hecho en sí de que una expansión pueda ser candidata al GOTY. Al final, ¿acaso molesta que un juego siga teniendo tanto éxito?
Las reacciones en las redes sociales, llenas de exageraciones, no se hicieron esperar. Algunos incluso mencionaron la absurda posibilidad de que remasters como The Last of Us 2 o temporadas completas de Fortnite pudieran ser nominadas, lo cual es, simplemente, ridículo. La clave aquí es que el voto en The Game Awards recae sobre periodistas especializados, no sobre los fans en redes sociales, quienes, por lo general, no tienen la perspectiva que ofrece la crítica profesional. La distinción entre un remaster y un remake, por ejemplo, es clara para quienes trabajan en la industria.
Y luego están los que abogan por una categoría separada para expansiones o remasterizaciones, argumentando que las nuevas IPs merecen un lugar único en los premios. Este tipo de argumentos desvirtúan el objetivo de los premios, que deberían celebrar toda la creatividad y el esfuerzo detrás de los videojuegos, no solo lo nuevo. De hecho, el premio Best Debut Indie Game ya ofrece ese reconocimiento a los desarrollos más innovadores. ¿Por qué no crear más categorías en lugar de excluir?
En cuanto a las críticas hacia Shadow of the Erdtree por ser una expansión que requiere tener el juego base, el argumento es igualmente débil. ¿Acaso no pasa lo mismo con otras plataformas o juegos que requieren un dispositivo específico, como el caso de Half-Life Alyx y la realidad virtual? La expansión no es un juego independiente, pero eso no le quita méritos ni hace que su inclusión en los premios sea menos válida. Es una obra excepcional, más grande y más ambiciosa que muchos títulos completos, por lo que merece, al menos, ser considerada.
En resumen, aunque Elden Ring: Shadow of the Erdtree no es mi candidato personal para el GOTY, la controversia sobre su inclusión es innecesaria. Es una expansión de gran calidad, más sustanciosa que muchos juegos independientes, y tiene méritos suficientes para aspirar al galardón. Si de verdad importaran tanto los premios, ¿por qué quejarse cada año de ellos si al final, como dicen muchos, «no importan a nadie»?