Durante la pasada madrugada, numerosos migrantes, incluidos adultos y menores, intentaron cruzar a nado desde Marruecos hasta Ceuta, aprovechando las condiciones meteorológicas. Las autoridades marroquíes y españolas desplegaron operativos de rescate y detención en respuesta al elevado número de personas que se echaron al mar
En la madrugada del lunes, un grupo numeroso de personas, incluyendo adultos y menores, intentó cruzar el estrecho de Gibraltar hacia Ceuta desde la costa de Marruecos. Según testigos presenciales, decenas de migrantes se lanzaron al mar desde la localidad marroquí de Castillejos, con la esperanza de llegar a territorio español. Entre ellos había tanto hombres como mujeres, en una imagen cada vez más común en la región fronteriza.
Las escenas de desesperación se vieron marcadas por gritos entre la densa niebla, mientras los migrantes utilizaban flotadores, manguitos y aletas para emprender la peligrosa travesía. Algunos, tras no lograr avanzar debido a las difíciles condiciones marítimas, retornaron exhaustos a la costa marroquí, donde fueron detenidos por las autoridades locales. En Ceuta, la Guardia Civil desplegó equipos del Servicio Marítimo y del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) en las zonas cercanas al espigón del Tarajal, Almadraba y Chorrillo para interceptar y asistir a los migrantes que lograban alcanzar las costas españolas.
Las fuerzas de seguridad marroquíes intensificaron las detenciones a lo largo de la madrugada, en línea con las recientes advertencias de su gobierno de que tomarían medidas judiciales contra aquellos que intenten cruzar el estrecho de manera ilegal. Numerosos migrantes fueron trasladados a la frontera para ser identificados, mientras que los menores fueron derivados a centros de acogida en Ceuta y los adultos enfrentan la devolución a Marruecos.
La Cruz Roja también desplegó una unidad en la zona para asistir a los migrantes con suministros de emergencia. La situación en la frontera sur sigue siendo crítica, con un flujo constante de intentos de cruce a lo largo del verano, mientras se intensifican los esfuerzos de ambas naciones para gestionar la presión migratoria.
Esta última oleada de intentos de cruce destaca la complejidad del fenómeno migratorio en la región, marcado por factores sociales y políticos que continúan impulsando a muchas personas, especialmente jóvenes, a emprender peligrosas travesías en busca de un futuro mejor en Europa.