18 meses de construcción comunitaria permiten revalorizar los saberes de mujeres que defienden los derechos humanos de las personas que migran
- Por Gloria López
Las mujeres que defienden los derechos de las personas migrantes en Marruecos “resisten y luchan”. No son solo víctimas, ni beneficiarias de proyectos o ayudas ofrecidas por las organizaciones. Cuando se facilitan espacios seguros estas mujeres ofrecen saberes que beben de “luchas ancestrales”, exponen las violencias que sufren desde su propio cuerpo y también comparten sus estrategias para resistir.
Generar esos espacios ha sido uno de los logros significativos del proyecto “Mujeres migrantes en Marruecos: defensoras de sus derechos humanos para una vida sostenible y libre de violencia”, financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AEXCID), Alianza por la Solidaridad (Alianza), la asociación Malvaluna (Malvaluna) y la asociación y Amal Chabab Takadoum (Amal). Han sido 18 meses de construcción comunitaria. Hoy se han presentado sus resultados.
Helena Maleno, autora del estudio y defensora de DDHH en Marruecos, explicaba que las defensoras están “muy preocupadas por el giro represivo” que se ha producido en el país desde 2018 y que se ha recrudecido por la renovación del acuerdo entre España y Marruecos. “Somos sentidoras de nuestros derechos”, dicen las defensoras. Son mujeres que tienen que defender sus derechos cada día: la escolarización de sus hijos e hijas, el derecho de residencia, el comer. Y, además, resisten ataques diferenciados como defensoras y como migrantes: “a un defensor se atacan sus ideas, a ellas se les ningunea”, atacando su vida privada y de manera especial la maternidad; enfrentan también la violencia sexual en las redadas, “que muchas veces conlleva enfermedades que acaban en muerte”.
Las luchas son transnacionales y transversales. Es una de las conclusiones del estudio que se ha presentado hoy, pero también de organizaciones como Iniciativa Mesoamericana, como bien ha explicado en la jornada Marusia López, activista feminista mexicana defensora de derechos humanos y miembro de JASS JUST ASOCIATES. Defensoras en América Latina y América Central, que apuesta por crear vínculos entre organizaciones y establecer redes de protección. “Es una manera de responder juntas a la violencia sociopolítica que sufrimos las mujeres en la región y que pretende taparnos la boca” y así «mantener un sistema capitalista, racista y machista».
En Europa, la realidad de las defensoras de los derechos de las personas migrantes sigue sin reconocerse. No son consideradas sujetos políticos. Es cierto que todavía los espacios de lucha están copados por hombres. Y también que “hay un corte”: el movimiento feminista en Marruecos no es capaz de establecer una alianza con el movimiento de mujeres migrantes. Y es un patrón que se reproduce en otros lugares.
“Perdonar el pasado, tener fe en el futuro, son estrategias para sobrevivir”
El proyecto “Mujeres migrantes en Marruecos: defensoras de sus derechos humanos para una vida sostenible y libre de violencia”, ha incluido talleres de autoconfianza, formación acerca de cómo ser defensoras y una Escuela de mujeres y derechos humanos que, en voz de las protagonistas, ha dejado grandes impactos no solo a nivel personal sino también familiar y como migrantes han logrado reconocerse en igualdad de derechos y luchas frente a situaciones de vulneración.
“La aportación más importante es tener conciencia de que como mujeres subsaharianas que vivimos en Marruecos, tenemos derechos y nos reconocemos como mujeres con derechos. Y más allá del origen de que seamos congolesas, camerunesas o marfileñas tenemos los mismos derechos que las mujeres marroquíes”, explica Nadine Manteza Bazunaku tras siete años viviendo en Marruecos.
Este intercambio supuso un derrumbe en los estereotipos sociales que se han construido en torno al origen de cada población y la generación de un espacio de empoderamiento colectivo para mujeres que aun viviendo en el mismo territorio no se habían logrado encontrar.
“Ser defensora significa construir desde el dolor”, sintetizan estas mujeres. Maleno destacaba cómo desde esa experiencia compartida habían consensuado una frase: “Perdonar el pasado, tener fe en el futuro, son estrategias para sobrevivir”. Las mujeres participantes de este estudio han trabajado los dolores individuales que son a su vez colectivos y finalmente han diseñado un camino conjunto de resistencia, que se ha recogido en una guía.
Entre las estrategias para resistir, destacan: capitalizar los triunfos, redes de protección comunitaria, algunas optan por mantener un perfil bajo, organizar la protección física a través de medidas de autodefensa, buscar el reconocimiento internacional y cuidar la seguridad de las comunicaciones y la información.
La jornada ha concluido con la presentación de dos reportajes. “Mujeres migrantes alzan su voz” con mujeres migrantes participantes de Extremadura y Marruecos, por parte de la Asociación de Mujeres Malvaluna. Y el documental “Mujeres migrantes en Marruecos: defensoras de sus derechos humanos para una vida sostenible y libre de violencia” por parte de Oussama Chakkor, responsable de Alianza por la Solidaridad en Marruecos.