Maika Cabrera, una limpiadora con dos décadas de experiencia, se presentó este lunes en los juzgados de lo Social de Madrid para enfrentar a su antigua empresa tras ser despedida por subir videos en TikTok. En estos videos, Cabrera aparecía bailando con su uniforme de trabajo, lo que según la empresa, dañaba su imagen.
La exempleada argumenta que nunca fue advertida de que su comportamiento pudiera ser motivo de despido. Sus abogados buscan que el despido sea declarado nulo o improcedente, alegando que no hubo sanciones previas ni advertencias formales sobre la publicación de los videos.
En la vista, Cabrera expresó su frustración: «No hice nada grave. Me llevaba muy bien con todos los niños y profesores del colegio, y nunca hubo quejas sobre mi trabajo». Además, destacó que los videos se grabaron fuera de su horario laboral y no afectaron su rendimiento.
El despido ocurrió el 22 de abril de 2024, cuando la empresa le notificó que su conducta era considerada una falta muy grave. Según la entidad, las grabaciones perjudicaban la imagen de la contrata de servicios. Uno de los videos mostraba a Cabrera bailando con una mopa, comentando en tono humorístico sobre su uniforme.
La defensa de Cabrera llamó a un acto de conciliación, argumentando que el despido fue injusto y que su clienta no fue advertida previamente. Alfredo Arrién Paredes, abogado de Cabrera, señaló que la publicación de los videos no constituye causa de despido disciplinario según el estatuto de los trabajadores ni el convenio colectivo del sector de limpieza en Madrid.
La empresa rechazó el acto de conciliación, indicando que presentará sus alegaciones en el momento procesal oportuno. Este caso resalta la creciente tensión entre el uso personal de redes sociales y las políticas empresariales, especialmente en sectores donde la imagen corporativa es altamente valorada.
El resultado de este juicio podría sentar un precedente importante sobre cómo las empresas manejan la conducta de sus empleados en redes sociales y los límites de la privacidad laboral. Mientras tanto, Cabrera espera que se haga justicia y pueda recuperar su empleo o recibir una compensación adecuada.