Ceuta se encuentra en un rincón privilegiado del mapa, situada entre dos mares y dos continentes. Su ubicación estratégica ha permitido ser un lugar de paso de diferentes civilizaciones que se han sucedido a lo largo de la historia de nuestra especie humana, así como numerosas especies de animales que hacen que Ceuta sea una parada obligatoria en sus largas rutas migratorias entre ambos mares y continentes.
La riqueza natural que presenta nuestra ciudad es muy alta, pues además de encontrarse en la región mediterránea, considerada como un punto caliente de biodiversidad por la IUCN (International Union for Conservation of Nature), la diversidad de entornos que la conforman, le hacen tener una idiosincrasia natural aún más singular.
A pesar de ello, a Ceuta no se la reconoce como un destino de naturaleza en el que sus numerosos recursos relacionados con el medio natural como son sus playas, los deportes náuticos, el turismo activo, la ornitología, avistamiento de cetáceos,… puedan ser empleados como un recurso turístico sostenible que pueda generar una fuente de ingresos en la ciudad y en sus ciudadanos/as.
¿Dónde está el problema de que Ceuta no sea reconocida como destino turístico?
Cuando nos hacemos esta pregunta es inevitable no pensar en los altos precios de los billetes que ofrecen las navieras. Esta es la primera barrera que nos encontramos, motivo suficiente para descartarla como un destino vacacional. Otro de los motivos es que la perla del mediterráneo no ha sabido diferenciarse y potenciar sus recursos endógenos que la hacen tan singular, quedando arrinconada y condenada a ser únicamente una ciudad de compras como otras del montón.
Hace unos días, se hacían eco todos los medios de comunicación de la ciudad de la llegada del mega-crucero de mayor tamaño y más moderno que jamás había atracado antes en Ceuta, el crucero Koningsdam, el cuál pasó 10 horas escasas.
Este crucero tiene un aforo de 3.675 entre pasajeros y tripulantes y el modelo turístico que lleva es el famoso «todo incluido», en el cuál, todos los pasajeros van en régimen de pensión completa (alojamiento y manutención). El Koningsdam estuvo atracado en el puerto 10 horas y mucho menos tiempo fue el que destinaron sus pasajeros en visitar la ciudad.
En términos económicos, sin tener en cuenta los ingresos que genera la Autoridad Portuaria de la ciudad por el atraque del crucero, el gasto promedio de un crucerista no suele superar los 50 euros, gastos que se restringen principalmente a tiendas de regalos y recuerdos, y en menor medida, algún consumo en cafeterías y bares. Estos ingresos podrían ser mayores si la ciudad tuviera una mayor oferta de actividades recreativas más allá de las tiendas y si el turismo de crucero velara por repartir más los gastos en las ciudades destino. Pero este tipo de turismo está principalmente encaminado al consumo abordo y no en las ciudades que visita.
La llegada de un crucero siempre se plantea como una oportunidad económica para la ciudad destino, que lo es, pero de lo que nunca se habla es de los costes ambientales que se producen en ella. La llegada masiva de miles de personas trae consigo la generación de residuos, basuras y contaminación atmosférica en grandes cantidades que afecta de manera directa al medio ambiente. Uno de los mayores problemas que causan los cruceros son las emisiones contaminantes que liberan a la atmósfera y al agua. Un crucero promedio tiene un consumo de gasoil equivalente al de 12.000 coches, siendo este 100 veces más tóxico por su alto contenido en azufre. Respecto a la cantidad de residuos que generan un crucero de unos 3.000 pasajeros es de 370.000 litros de agua de baños y lavaplatos, 75.000 litros de desechos humanos y 7 toneladas de basura sólida y desechos tóxicos (datos de la EPA del 2017). En definitiva, los puertos de atraque sufren la contaminación de sus aguas y del aire, por lo que los cruceros generan un gran impacto ambiental en las ciudades destino. Si no exigimos una regulación medioambiental más dura y estricta que permita la conservación del medio ambiente, quizás a partir de ahora, Ceuta pueda ser elegida como destino para descargar residuos.