Según la ONU, el número de personas refugiadas y desplazadas ha superado la cifra de los 100 millones
El 20 de junio es el día internacional designado por la ONU para homenajear a las personas refugiadas y desplazadas de todo el mundo. Se conmemora para enaltecer la fuerza y el coraje de las personas que se han visto obligadas a abandonar su hogar huyendo de conflictos y persecuciones. El Día Mundial del Refugiado viene a fomentar la comprensión y la empatía hacia las personas refugiadas para visibilizar las difíciles circunstancias en las que se encuentran cuando se ven obligadas a abandonar sus países de origen.
Cualquier persona puede buscar protección, no importa quién sea ni en qué crea. Buscar protección es un derecho humano innegociable. Sin importar de dónde provengan las personas forzadas a huir merecen un trato digno. Las personas refugiadas provienen de diferentes partes del mundo y huyen del peligro, la mayoría de las veces, poniendo en juego sus vidas. Cruzando el mar, a pie o atravesando alambradas hacia lugares libres de guerras y conflictos aunque esos lugares no sean sitios que brinden una acogida adecuada. Es el caso de la Europa fortaleza, que pone la seguridad y los prejuicios por encima de la propia dignidad humana. Lo único que sí tiene carácter de universal es el derecho a buscar protección.
Como sociedad avanzada tenemos la obligación de dar la bienvenida y acoger a las personas forzadas a huir. Sin importar cuándo hayan sido forzadas a salir, las personas desplazadas tienen derecho a recibir protección. Con independencia del tipo de amenaza (guerras, violencia, persecuciones), toda persona merece recibir protección y tiene derecho a estar en un entorno seguro.
Según ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, las cifras de desplazamiento forzado en el mundo alcanzan un nuevo máximo y confirman una década de incrementos. Según datos recabados por la agencia, el número de personas que se ven forzadas a huir de sus hogares no solo ha ido en aumento año tras año en la última década, sino que también se encuentra en el nivel más alto desde que se tiene registro. Aunque se han logrado avances, la rapidez y la magnitud del desplazamiento forzado siguen superando las soluciones en favor de las personas refugiadas.
El número de personas refugiadas aumentó a 27,1 millones en 2021. Las llegadas se incrementaron en Uganda, Chad y Sudán, entre otros países. La mayor parte de las personas refugiadas fueron acogidas nuevamente por países vecinos con pocos recursos. De manera similar, el número de personas solicitantes de asilo llegó a 4,6 millones, es decir, subió un 11%.
Esta tendencia sólo podrá invertirse con un esfuerzo concertado hacia la construcción de la paz.
A finales del 2021, según el informe anual de Tendencias Globales de ACNUR, el número de personas desplazadas por las guerras, la violencia, la persecución y las violaciones a los derechos humanos ascendía a 89,3 millones, es decir, un 8% más en comparación con el año anterior y más del doble en relación con la cifra de hace diez años.
La invasión rusa de Ucrania – que desencadenó una de la crisis de desplazamiento forzado de mayor magnitud y rápido crecimiento desde la Segunda Guerra Mundial – y otras emergencias, desde el continente africano hasta Afganistán y en otros países, han hecho que la cifra supere el dramático hito de 100 millones de personas.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados asegura que “en la última década, las cifras han incrementado cada año. Si la comunidad internacional no se une para emprender acciones que permitan atender esta tragedia humana, o bien, para resolver conflictos y encontrar soluciones duraderas, esta terrible tendencia continuará”.
El año pasado se vio también que, por decimoquinto año consecutivo, el número de personas desplazadas en el interior de sus propios países se mantuvo al alza hasta llegar a 53,2 millones. Este incremento se debe al recrudecimiento de la violencia y los conflictos en algunos lugares, como Myanmar. En Etiopía, el conflicto en la región de Tigray y en otras regiones ha forzado la huida de millones de personas dentro del país. De manera similar, las tensiones en el Sahel han provocado nuevos desplazamientos internos, sobre todo en Chad y Burkina Faso, asegura ACNUR en su informe.
La velocidad y la magnitud del desplazamiento forzado sigue superando las soluciones disponibles – como el retorno, el reasentamiento y la integración local – para las personas desplazadas. Sin embargo, este informe de Tendencias Globales contiene también atisbos de esperanza. En 2021, aumentaron los retornos de personas refugiadas y desplazadas internas, volviendo a niveles anteriores a la COVID-19; además, la repatriación voluntaria se incrementó un 71%, si bien la cifra sigue siendo modesta.
Asimismo, si bien se estima que el número de personas apátridas aumentó ligeramente en 2021, alrededor de 81.200 personas adquirieron una nacionalidad o esta les fue confirmada, lo cual constituye la mayor reducción anual de casos de apátrida desde que comenzó la campaña de ACNUR #IBelong en 2014.
¿Qué significa buscar la protección?
Solicitar asilo es un derecho humano. Cualquier persona que esté huyendo de persecuciones, conflictos o violaciones a los derechos fundamentales tiene derecho a solicitar protección en otro país.
El acceso seguro significa que las fronteras deben permanecer abiertas a todas las personas que se han visto forzadas a huir. Restringir el acceso o cerrar fronteras puede hacer aún más peligrosa la travesía de quienes buscan protección. Las personas no deben ser discriminadas en las fronteras. Todas las solicitudes de estatus de refugiado deben recibir una consideración justa, independientemente de factores como la raza, la religión, el género y el país de origen. Ninguna persona debe ser obligada a regresar al país en el que su vida o su libertad corren peligro. En otras palabras, ninguna persona debe ser devuelta por ningún país en tanto no se hayan evaluado los peligros que corre en su país de origen.
Las personas que han sido forzadas a huir merecen un trato digno y respetuoso. Tienen derecho a ser tratadas con dignidad, como cualquier otro ser humano. Entre otras cosas, esto se traduce en mantener a las familias juntas, proteger a las personas de la trata de seres humanos y evitar que haya detenciones arbitrarias.
El Día Mundial del Refugiado pone en el foco los derechos, las necesidades y los sueños de las personas refugiadas, y ayuda a movilizar voluntad política y recursos para que las personas refugiadas no sólo sobrevivan, sino que tengan una vida digna y próspera. Aunque es importante proteger y mejorar la vida de las personas refugiadas todos los días, la conmemoración de este día ayuda a hacer visible la difícil situación de quienes huyen de conflictos o persecuciones.