Se nos escapa que para llevar nuevas ideas a la práctica con un mínimo de éxito, se requiere de gobernantes competentes, se trata de un derecho de los ciudadanos el poder contar con los mejores dirigentes posibles, hecho que no ocurre en el caso de Ceuta, pero que en cuestión de un mes tendrá la oportunidad de que entre savia nueva para gobernar una ciudad que ha olvidado el significado de dignidad en la política y por ende el de políticos con valores que respeten de verdad al ciudadano ceutí, que ha depositado su voto y su confianza.
Mas allá del juego electoral que se traen entre manos los partidos que ya conocemos, lo cierto es que la creciente complejidad e incertidumbre de la gestión inexistente y la toma de decisiones públicas crean la necesidad de asegurar una adecuada capacitación de los dirigentes políticos, pues los gobiernos contemporáneos se enfrentan a una dificultad creciente para poder alcanzar niveles satisfactorios de respuesta en cuanto a resultados y operaciones se refiere. Por lo tanto, sorprende sobremanera que precisamente cuando más difícil resulta gobernar, menos atención se presta en preparar adecuadamente a los dirigentes para ello.
Opino que no habrá mejora en las administraciones si las propuestas de reforma y exigencias de capacitación afectan únicamente a los funcionarios y demás empleados públicos y no a sus máximos gobernantes. La política debería ser el arte de ejemplificar y la falta de profesionalidad se ve reflejada en la nefasta toma de decisiones. O bien atraemos a los mejores, o se dota de medios necesarios para que los futuros dirigentes puedan y deban aspirar a los mayores niveles de excelencia.
Cabría decir que dentro de los riesgos potencialmente más perniciosos de futuros políticos, se encuentra la falta de capacidad de saber gobernar, un ejemplo claro es lo que ocurre en nuestra ciudad, donde éstos se rodean de aduladores, trasnochados, jetas, palmeros, corruptos y un suma y sigue. Tres o más características de estas suelen convivir con los sujetos que están actualmente en las arenas políticas de Ceuta.
Curiosamente un político poco preparado atraerá como un imán a este tipo de personas que suelen encontrarse al acecho del poder y solo los muy avispados saben detectarlos y no sucumbir a sus encantos. Las personas que se complacen tanto en sus cosas y son engañadas de tal modo por su amor propio con mucha dificultad se librarán de esta peste.
“No habrá barrera, cerradura ni cerrojo que quieran imponerme a la libertad de mi mente”