Organizaciones de activistas en México han reportado una notable disminución en el flujo de migrantes que atraviesan el país en dirección a Estados Unidos, a un mes de la toma de posesión de Donald Trump en su segundo mandato como presidente.
De acuerdo con diversos grupos de ayuda humanitaria y defensores de los derechos de los migrantes, las medidas implementadas por la nueva administración estadounidense, junto con el reforzamiento de la vigilancia en la frontera, han generado un efecto disuasorio que ha reducido el número de personas que intentan cruzar el territorio mexicano.
«El flujo ha disminuido enormemente. En años anteriores, veíamos caravanas constantes y un alto número de migrantes en estaciones y albergues. Ahora la cantidad es significativamente menor», afirmó un representante de una ONG en Tapachula, Chiapas, uno de los principales puntos de entrada para quienes llegan desde Centroamérica.
Entre las razones que explican este descenso, activistas mencionan el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, que incluyen más restricciones en la frontera, un aumento en las deportaciones exprés y la presión sobre el gobierno mexicano para contener a los migrantes antes de que lleguen a territorio estadounidense.
A pesar de la disminución en los cruces, los expertos advierten que esto no significa una solución al problema, sino un cambio en las rutas y en las estrategias de los migrantes. «Muchas personas han optado por caminos más peligrosos para evitar controles migratorios, lo que los expone aún más a la violencia de grupos criminales», advierten.
Las organizaciones humanitarias continúan monitoreando la situación y alertan sobre una posible crisis humanitaria si las restricciones continúan endureciéndose sin alternativas para quienes buscan asilo o mejores condiciones de vida en Estados Unidos.
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