La experta en relaciones internacionales, Laura Feliu, explica que el artículo 489 del Código Penal marroquí es muy conocido «porque de forma muy explícita condena las relaciones entre personas del mismo sexo, que serían contra natura. Establece penas de cárcel que pueden ser de hasta tres años y sanciones económicas». Y la legislación va de la mano del estigma que persigue, violenta y maltrata a personas gays, lesbianas y transexuales en Marruecos
Aunque en España la homofobia sigue siendo una lacra cotidiana y presente, hay un concienciación social mucho más arraigada que puede proteger a las personas del colectivo LGTBI que se encuentran perseguidas por el hecho de serlo. Y Ceuta es puerta de salida y de entrada a esta protección. En el CETI de Ceuta hay decenas de personas demandantes de asilo que han huido de Marruecos. Siguen sufriendo, porque el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes a veces no es el lugar más seguro para alguien abiertamente homosexual, bisexual, trans o queer.
Tres periodistas de La Directa estuvieron en Ceuta el pasado mes de marzo, a medio camino entre Marruecos y Barcelona. El resultado de este viaje es «Huir para amar y ser: asilo y resistencias LGTBI de Marruecos a Barcelona». Desde ayer se puede en abierto en youtube en castellano. Media hora en que Calvó, Yustres y Oliveres consiguen abrir una ventana de conocimiento de una causa a la que muchas veces somos indiferentes por ignorancia. Por Ceuta pasan historias como las que se pueden ver en el documental, no siempre con un final feliz debido a las denegaciones de asilo.
El documental cuenta con el soporte de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Servei Civil Internacional y está financiado con fondos de la Unión Europea.
Ayer fue el Día Internacional de la Persona Refugiada y recordábamos que la idiosincracia de Ceuta y Melilla atrapan a los demandantes de asilo por culpa del «Válido en Ceuta y Melilla». Se trata de una letra pequeña que aparece en la «tarjeta roja» que acredita a la persona como demandante -posteriormente un juez decidirá si se le otorga el estatus de refugiado- y que no deja trasladar al propietario a la Península. Aunque el Supremo ha sentado jurisprudencia dándole la razón a organizaciones pro derechos humanos, en las ciudades autónomas se sigue vulnerando la ley. «Huir para amar y ser» ahonda también en esta cuestión.
Los testimonios recogidos tanto en el país de origen, en Ceuta y en Barcelona son valientes y directos. El trabajo de búsqueda de estas fuentes denota un arduo trabajo periodístico, así como una sensibilidad muy valorada en esta profesión. Del descubrimiento de la propia orientación sexual a la reafirmación de la misma, pasando por el desafío, la ocultación o la reivindicación como lucha. Una pieza imprescindible para entender desde otra perspectiva Ceuta y las personas que por esta ciudad transitan.