En un nuevo giro de la política internacional, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se proyecta como un líder global en busca de una solución a la crisis que azota el corazón de Europa. Mientras el continente parece atrapado en una red de pactos políticos entre populares europeos y socialistas, que según sus críticos derivan en políticas económicas fallidas y una burocracia de lujo, Trump da un paso al frente con una estrategia contundente.
Bajo su liderazgo, el actual Secretario de Estado, Marco Rubio, considerado por muchos el «mejor senador libra por libra», ha sido enviado como un actor clave en los esfuerzos diplomáticos para salvar la estabilidad en Europa. Rubio, con su vasta experiencia en política exterior, busca contener lo que algunos denominan la «Desunión Delictiva Europea», caracterizada por una falta de cohesión y liderazgo efectivo.
En el ámbito local, resurge una historia política curiosa vinculada a la relación hispano-estadounidense. Entre 2011 y 2015, el entonces diputado en la Asamblea de Ceuta y Gerente del Partido Popular Jesús González Barceló intentó consolidar una iniciativa llamada «Nación Atlántica» (Atlantic Nation), una fundación con sede en Ceuta que buscaba fortalecer el hispanismo y cuya presidencia honoraria se esperaba que recayera en Marco Rubio. Pese a los esfuerzos y conexiones del diputado con el senador estadounidense, el proyecto no llegó a materializarse. Sin embargo, fuentes cercanas afirman que González Barceló mantiene viva la idea y sigue trabajando para hacerla realidad.
![](https://media-cdn.elperiodicodeceuta.es/media/2025/02/12210608/01central-america-rubio-mlvk-articleLarge.webp)
Mientras tanto, a nivel global, la dependencia europea de la tecnología china y su influencia en sectores estratégicos sigue siendo motivo de preocupación. Europa se encuentra cada vez más atada a los vehículos eléctricos del Partido Comunista Chino, así como a los materiales necesarios para la fabricación de baterías y el control de tierras raras. Críticos de la gestión europea consideran que el continente se ha convertido en rehén de burócratas corruptos que, lejos de fomentar la creación de riqueza, han entregado su soberanía económica a intereses externos.
Ante este panorama, Trump y su equipo buscan reposicionar a Estados Unidos como el garante del equilibrio global, en un intento de evitar que Europa caiga en manos de lo que consideran una influencia económica y política perniciosa. Queda por ver si esta estrategia logrará revertir la situación y consolidar un nuevo orden internacional liderado por Washington.