Este domingo, día en el que se cumple dos años del cierre fronterizo, los y las trabajadoras transfronterizas han salido a la calle para denunciar una vez más «la situación dramática» en la que se encuentran. Durante la concentración se han dado diferentes testimonios y declaraciones, y también han contado con el apoyo de ciudadanos ceutíes, asociaciones y representantes políticos de Ceuta Ya!, que piden una solución con urgencia para estas personas que han ayudado con su trabajo a tantas familias en la ciudad
La Plaza de los Reyes ha vuelto a ser este domingo el escenario de la protesta de los y las transfronterizas. Este 13 de marzo se cumplen dos años del cierre de la frontera de Ceuta con Marruecos y han salido a la calle una vez más para recordar que llevan 24 meses sin poder abrazar a sus familiares. Muchos han sufrido pérdidas durante la pandemia y no han podido despedirse, otras reclaman su derecho a «ejercer como madres» porque no pueden estar con sus hijos y recuerdan que hay hasta niños que se han quedado atrapados en la ciudad autónoma y no conocen ni a sus padres.
El drama de estas personas se agrava cada día y por eso siguen luchando para exigir soluciones. Su principal reivindicación es «libertad de movimiento sin perder nuestros trabajos» y regular su situación, porque algunos llevan hasta 30 años trabajando y cotizando en España, donde se encuentran «sin derechos«.
En la concentración de este domingo han contado con el apoyo de diferentes asociaciones, ciudadanos ceutíes y algún grupo político como Ceuta Ya!, que han trasladado su agradecimiento a estas personas que trabajan por el desarrollo de la ciudad, que facilitan la conciliación familiar y que son clave para el funcionamiento de la ciudad.
Diferentes testimonios de trabajadoras y trabajadores se han podido escuchar, como es el caso de una mujer que tiene problemas del corazón y otras enfermedades pero no puede recibir asistencia sanitaria, contando además que las dos personas mayores para las que trabajaba han fallecido. También escuchábamos a un trabajador, que ha querido mandarle un mensaje a su hijo, el que no ve ni abraza hace dos años, para recordarle que nunca se deje doblegar ni humillar por nadie, porque su padre no ha permitido que le traten como a un esclavo y no ha perdido su orgullo. «Esa es la herencia que te dejaré, el orgullo, la que me dejó a mí mi padre», decía emocionado.
Un día más de lucha. Un día más en las calles. Los y las transfronterizas han vuelto a gritar por sus derechos humanos y por su «libertad», mostrando una vez más la dignidad de este colectivo oprimido que no se cansará hasta poder volver a abrazar a sus familiares.