El nombre de Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a ocupar titulares tras la difusión de un nuevo bulo impulsado por el empresario Mario Conde Aldama. Este último ha aireado en diversos medios una denuncia que acusa a Gómez de tener cuentas bancarias en el extranjero. Sin embargo, la Fiscalía ha descartado la validez de las acusaciones, archivando el caso al considerar que la documentación presentada carece de credibilidad.
El caso se basa en una serie de informes presentados por Aldama que alegan la existencia de cuentas bancarias internacionales vinculadas a Begoña Gómez. La Fiscalía, tras examinar el contenido, lo ha calificado como «información inverosímil» y ha decidido no proceder con una investigación.
Esta no es la primera vez que se difunden acusaciones similares. Un abogado ya presentó en el Senado una denuncia que involucraba supuestas cuentas en el extranjero de miembros del Gobierno, incluidas las de Gómez, pero los documentos aportados tampoco contaban con membretes oficiales ni ningún indicio verificable. Al igual que en esta ocasión, las acusaciones fueron desestimadas por la falta de pruebas sólidas.
El papel de Aldama como altavoz
Mario Conde Aldama ha sido clave en amplificar el eco de estas denuncias, utilizando su acceso a medios de comunicación para darles visibilidad a pesar de su falta de fundamento. La estrategia parece estar dirigida a sembrar dudas en la opinión pública sobre la figura de Begoña Gómez y, por extensión, sobre el Gobierno.
Sin embargo, expertos legales señalan que este tipo de denuncias no solo dañan la reputación de las personas señaladas, sino que también afectan a la credibilidad de quienes las promueven. «Cuando las acusaciones se basan en papeles sin membrete o pruebas inconsistentes, el único propósito aparente es el de generar ruido mediático», señalan fuentes jurídicas.
Un patrón de bulos recurrentes
Este episodio no es un caso aislado. En los últimos años, figuras públicas vinculadas al Gobierno han sido objetivo de campañas de desinformación y bulos que buscan minar su credibilidad. En el caso de Begoña Gómez, su papel como directora del Centro de Innovación del Instituto de Empresa ha sido objeto de críticas, teorías conspirativas y acusaciones sin pruebas que han sido desmentidas repetidamente.
La respuesta institucional
Desde el entorno del Gobierno, se ha reiterado que estas denuncias forman parte de una estrategia política para erosionar la confianza pública. A pesar del archivo de las denuncias, la difusión del bulo ha generado revuelo en redes sociales y ha alimentado el discurso de sectores críticos con el Ejecutivo.
La Fiscalía, por su parte, ha reafirmado su compromiso con la objetividad, recordando que no se abrirán investigaciones basadas en denuncias sin pruebas verificables.
Un bulo más en tiempos de polarización
El caso de las «denuncias fake» contra Begoña Gómez pone de manifiesto una vez más cómo la desinformación puede ser utilizada como herramienta política en un contexto de alta polarización. Mientras tanto, la figura de Gómez sigue siendo objeto de atención mediática, a menudo más por rumores y teorías infundadas que por sus logros profesionales o su labor académica.