Tras la propuesta del PSOE en la que instaba al Ejecutivo a acometer una actuación integral en la barriada del Recinto, la familia propietaria de dos viviendas abandonadas a las que se hacía referencia se ha puesto en contacto con este medio para aclarar que los inmuebles sí tienen propietarios y explicar por qué se encuentran en la situación actual: en ruinas y prácticamente convertidas en un basurero
A raíz de una noticia publicada en este medio en la que el PSOE de Ceuta anunciaba que iba a proponer al Gobierno que ejecutase una actuación integral en la barriada del Recinto, el propietario de dos viviendas a las que los socialistas hacían alusión en la nota se ha puesto en contacto con El Foro de Ceuta para aclarar que los inmuebles, aunque estén en ruinas, tienen dueños y que, por tanto, no están abandonados a su suerte.
Entrando en detalle, las viviendas se encuentran en la calle Ramón y Cajal. Son dos casas de planta baja y de pequeñas dimensiones que pertenecen a una familia de particulares que ha intentado deshacerse de ellas tratando de venderlas «por un precio de risa«, pero que ha sido incapaz debido a que el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que está en vigor, publicado hace ya más de dos décadas, no permite construir en los terrenos porque invaden la acera en uno de sus flancos. Este inconveniente se solucionaría con la aprobación del nuevo PGOU que sí permitiría construir en los solares «hasta tres plantas con ático» en cada uno de ellos, según explica uno de los propietarios.
Además del asunto del PGOU, esta familia tiene otros problemas con los que lidiar. Las viviendas han sido víctimas de un incendio que creen que fue totalmente intencionado y se han acabado convirtiendo en un vertedero debido a «algunos vecinos» de la barriada. «Yo mismo los he visto lanzar basura, la tiran desde arriba» señala el perjudicado que se manifiesta indignado después de haber leído en la prensa local que las casas no tenían dueño y que son un foco de infección. «Me duele que se diga que no tienen propietarios porque saben que sí los tienen» lamenta y añade que «si la gente se dedica a ir a tirar la basura allí en vez de al contenedor que hay más abajo, pues claro que se acaba convirtiendo en un foco de infección. Yo no voy a la casa de nadie a tirar basura«. Y es que al ser propietarios del inmueble los miembros de esta familia son también los que tienen la obligación legal del mantenimiento del mismo. «Si nos gastamos un dinero en limpiar todo aquello, a los dos días va a estar igual» asegura.
Otra cuestión con la que tienen que lidiar los miembros de esta familia es con que desde la Ciudad se les puede obligar a derribar las viviendas que están declaradas en ruina. Un derribo y posterior perimetraje del terreno con un vallado que tendrían que asumir de su propio bolsillo y que temen que pueda agravar el asunto de las basuras y que los solares se acaben convirtiendo en un auténtico basurero.
Parece que la mejor solución a todos estos problemas sería la aprobación del nuevo PGOU, algo que el Ejecutivo local no consiguió finiquitar en la anterior legislatura y sobre en lo que va de la presente, con el añadido de la pandemia y las crisis derivadas de la misma, no ha anunciado ningún avance significativo.