La Audiencia Provincial de Valencia ha decidido que Eduardo Zaplana, condenado por delitos de corrupción en el caso Erial, continúe en libertad provisional sin fianza. Esta decisión se acompaña de medidas cautelares como la retirada del pasaporte, la prohibición de salir del territorio nacional y la obligación de comparecer mensualmente ante la sede judicial.
El Tribunal Superior de Justicia valenciano ha señalado que no existe riesgo de fuga, ya que Zaplana ha cumplido con todas las citaciones judiciales y no ha mostrado intención de eludir la acción de la justicia. En palabras del tribunal, Zaplana «no ha llevado hasta ahora ningún acto tendente a eludir la acción de la Justicia».
Por su parte, Zaplana ha declarado públicamente que «no tiene intención de fugarse», en respuesta a la petición de la Fiscalía Anticorrupción de su ingreso inmediato en prisión. La Fiscalía había solicitado esta medida tras la condena impuesta el pasado 15 de octubre, que incluye una pena de 10 años y 5 meses de prisión, además de multas superiores a 25 millones de euros.
El pasado jueves, Zaplana compareció ante la Sección Cuarta de la Audiencia de Valencia. Durante la audiencia, la defensa de Zaplana argumentó que su cliente ha demostrado su disposición a colaborar con la justicia y que no representa un peligro de fuga. La Audiencia, al evaluar estos argumentos, decidió mantener las medidas cautelares actuales en lugar de ordenar su ingreso en prisión preventiva.
Este caso ha sido uno de los más destacados en la lucha contra la corrupción política en España, atrayendo la atención mediática y pública. El caso Erial involucra una serie de delitos relacionados con la adjudicación irregular de contratos públicos durante el mandato de Zaplana como presidente de la Generalitat Valenciana.
La decisión de la Audiencia de Valencia refleja un equilibrio entre garantizar que Zaplana cumpla con sus obligaciones judiciales y respetar su derecho a la libertad provisional mientras se resuelven los recursos legales pendientes. Este enfoque ha sido criticado por algunos sectores que consideran que la gravedad de los delitos justifica una medida más estricta.
En conclusión, la situación legal de Eduardo Zaplana sigue siendo un tema de debate y análisis en el ámbito judicial y político español. La evolución de este caso continuará siendo observada de cerca, tanto por su impacto en la percepción pública de la justicia como por sus implicaciones para la lucha contra la corrupción en el país.