Por: María José Fernández Maqueira (Miembro numerario del IEC)
Estrategias para el futuro de Ceuta (III): Avances sobre el contenido de la Revista Transfretana, núm. 8 de próxima publicación por el Instituto de Estudios Ceutíes
Tomándose las licencias literarias necesarias para recrear el periplo de Heracles en su búsqueda de Gerión y situar así la forma embrionaria de la realidad de Ceuta como una frontera, el artículo de Tula Fernández bajo el sugerente título “Educar entre columnas” analiza la situación de la educación no universitaria en la ciudad de Ceuta. La docente ceutí recorre las debilidades de la educación y algunas de sus fortalezas, entre las que destaca el mérito indiscutible de ser el único elemento compensador de las desigualdades que sufrimos en nuestra ciudad. El artículo defiende la urgencia de poner el foco en el diseño de estrategias políticas dirigidas a superar la creciente desigualdad, pues de otro modo, la filosofía de la inclusión sobre la que debe sustentarse la cultura de nuestros centros educativos será papel mojado.
En esta revisión del estado actual de la educación, Tula Fernández argumenta el acierto que supone trabajar para el contexto a partir del contexto, repasa las necesidades más acuciantes de nuestra educación y algunos logros y aciertos, no sólo de las políticas educativas sino también de los propios centros de la ciudad. El artículo invita a la reflexión de cada uno de los colectivos que componen la educación: las instituciones, las familias, muchas de las cuales se mantienen al margen del proceso de formación de sus hijos causando así un daño irreparable, los muchos docentes que todavía mantienen su actividad profesional dando la espalda a la formación o la propia política educativa fuertemente centralizada. El artículo, con un talante constructivo y alentador, anima valientemente a seguir trabajando por la educación en Ceuta “para no cometer un error de insalvables consecuencias si acabamos normalizando el fracaso educativo y aceptando nuestra incapacidad para abordarlo”.
La autora elogia la capacidad de Ceuta, dada su situación geográfica y política, para lidiar con la incertidumbre y las dificultades. “Somos un laboratorio, hemos aprendido antes que los demás el sentido de la convivencia, de la inmigración, del surtido sonido de las lenguas. Debemos avanzar hacia la convivencia real y efectiva, hacia la igualdad de oportunidades, hacia la interculturalidad como muestra de riqueza social. Esa y no otra es la ciudad a la que debemos aspirar, porque es lo que éticamente merecemos”.