En un nuevo capítulo de las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, el gobierno estadounidense ha emitido una estricta orden a su personal diplomático en Pekín: queda prohibido mantener cualquier tipo de relación sentimental o sexual con ciudadanos chinos.
La medida, que también se extiende al consulado estadounidense en Hong Kong, se enmarca en el endurecimiento de la política exterior de Washington tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El nuevo mandato se suma a la ya complicada escalada comercial entre las dos principales potencias del mundo, en un contexto de desconfianza mutua y constantes enfrentamientos arancelarios.
Fuentes cercanas a los servicios de Inteligencia estadounidenses señalan que esta decisión responde a sospechas crecientes sobre supuestas tácticas empleadas por las autoridades chinas, que incluirían el uso de «señuelos sexuales» —personas atractivas reclutadas para seducir a diplomáticos y obtener información confidencial. Estos métodos, según Washington, forman parte de una estrategia más amplia de espionaje.
La normativa busca blindar a la misión diplomática estadounidense frente a posibles riesgos de seguridad y manipulación, en un momento en que los vínculos entre ambos países atraviesan uno de sus periodos más delicados en décadas.
La embajada de Estados Unidos en Pekín no ha ofrecido declaraciones públicas al respecto, mientras que las autoridades chinas aún no han reaccionado oficialmente a la medida.
