Llegamos al Príncipe y la familia de Mustafa «Parada» nos recibe en su casa. Ya han sacrificado al cordero que compraron hace una semana. Ayer lo trajeron a su casa. Tres generaciones celebran la fiesta grande del Islam en familia. Mucha agua, esfuerzo y creencia en que el sacrificio de su cordero les traerá prosperidad
Hoy la Comunidad islámica de gran parte del mundo celebra el Eid al-Adha, Eid al-Qurban o Eid al-Kebir, la Fiesta Grande del Islam o Pascua Musulmana, que da paso a un año nuevo con nuevas esperanzas.
Este día se celebra en memoria del profeta Abraham, quien mostró su fe, según explica un pasaje del Corán, con la voluntad de sacrificar a su único hijo Ismael como un acto de obediencia a Dios. Pero cuando estaba a punto de hacerlo, apareció el Ángel Gabriel y puso un carnero en el lugar de su hijo como recompensa al Profeta por elegir a Dios, permitiendo así que su hijo viviera.
Ceuta se para. Las calles vacías anuncian que durante los próximos días la mitad de la población celebrará su Fiesta Grande. Chilabas blancas van de una casa a otra para felicitar a familiares y amistades. Cuchillos bien afilados y de todos los tamaños, el animal no debe sufrir y el corte debe ser limpio y rápido.
Nora, hija de Mustafa «Parada» nos invita a su casa en El Príncipe. Al llegar al barrio el ambiente festivo se nota y se escuchan los balidos de los corderos y el olor a quemado con trasfondo de hierbabuena llega a la nariz.
Tras el rezo, un desayuno con roscos caseros, pastas y té con hierbabuena. Empieza el Sacrificio. Su padre y cuñado se encargan de hacerlo, las mujeres de esta familia ayudan a sostener el cordero mientras es sacrificado. Nos cuentan que normalmente las mujeres no tocan el cordero hasta después del sacrificio. En este caso, son ellas las que toman la iniciativa y participan durante todo el rito, desde el sacrificio hasta que se despelleja y se limpia.
La sangre corre y limpia todos los pecados. Y empieza el festín. Páncreas e hígado a la brasa, pinchitos de ternera y té con hierbabuena que no puede faltar. Tras la primera comida, antes de las 13:00h, la familia se relaja. Mientras las tripas y el cordero cuelgan del techo al aire, tiene que secarse y reposar. En un rato, como manda la tradición, se comerán los callos con garbanzos.
Mañana, tras despiezarlo, se separa una parte para guisar, otra para pinchitos y dan una tercera a las personas necesitadas o a la familia, como en este caso.
Y ya, se preparan para la Ashora, el día en el que el profeta subió a los siete cielos para encontrarse con Dios.