La mirada única del viajero
Para Santiago Tejedor, cada viaje es una oportunidad para descubrir y contar historias desde una perspectiva única. Su enfoque se centra en mirar, sentir y vivir cada lugar, permitiendo que las experiencias personales guíen la narrativa. Esto no solo enriquece al periodista, sino que también ofrece a los lectores una ventana auténtica a mundos desconocidos.
Rompiendo estereotipos
Tejedor enfatiza la importancia de evitar los sesgos y estereotipos al reportear. Al interactuar con diferentes culturas, sugiere utilizar una mente abierta y una gran sonrisa para construir puentes de empatía. Esta actitud permite que las historias reflejen la verdadera esencia de los lugares y sus habitantes, más allá de lo superficial.
La complejidad de lo cotidiano
En sus clases, Tejedor anima a sus estudiantes a explorar más allá de lo ‘instagrameable’. Les insta a capturar la complejidad de cada destino, enfocándose en detalles que a menudo pasan desapercibidos. Este enfoque fomenta una narrativa rica y diversa, que desafía las percepciones comunes y ofrece una visión más profunda de la realidad.
Humanizando las crónicas
David Jiménez, colega de Tejedor, destaca la habilidad de este para humanizar sus relatos. Ambos coinciden en que el elemento humano es crucial para crear historias significativas. Saber qué preguntar y cómo interactuar con las personas es esencial para evitar malentendidos y enriquecer el contenido periodístico.
Superando el miedo a lo desconocido
Johanna, estudiante del Máster en Reporterismo Internacional, comparte cómo las enseñanzas de Tejedor le han ayudado a enfrentar sus miedos al comenzar en el periodismo de viajes. Aprender de los errores y mantener la curiosidad son claves para crecer en esta profesión. La experiencia de Tejedor sirve como inspiración para aquellos que buscan contar historias auténticas.
El poder de una sonrisa
Antes de despedirse de sus alumnos, Tejedor subraya la importancia de la sonrisa como herramienta para abrir puertas y conectar con las personas. Relata cómo un niño en uno de sus viajes le enseñó el valor de sonreír, recordándole que la empatía y la calidez humana son esenciales en el arte de reportear.