Los problemas se reproducen cada semana y provocan avalanchas e inseguridad. Continúan los intentos de las Administraciones por controlar el caos fronterizo. La creación de un puente o la ampliación de horas y días de Tarajal II entre las posibles soluciones que se plantean.
Cada semana, entre los lunes y los jueves, se reproducen los mismos problemas en el paso de porteadores/as de mercancías debido a la gran acumulación de personas a pie en la zona de la rotonda del Tarajal.
La decisión de Delegación de cerrar la Puerta Norte la semana pasada provocó una respuesta entre los empresarios de la Fase II, quienes decidieron suspender la vigilancia privada que se encarga de regular el porteo, teniendo esta decisión como consecuencia directa el cierre de Tarajal II.
A pesar de que por Tarajal II transitan diariamente entre 2.000 y 3.000 personas, son muchas las que por las tardes intentan traspasar la frontera sin control, produciéndose las temidas avalanchas.
Desde Delegación del Gobierno intentan continuamente evitar que se formen avalanchas por dos cuestiones básicas, por un lado suponen un grave riesgo para las personas que se ven involucradas en las mismas y por otro lado, suponen una grave vulneración de la legalidad vigente por la violencia con la que se intentan traspasar los controles policiales.
En varias ocasiones las actuaciones de los GRS de la Guardia Civil han ido encaminadas a disolver estas concentraciones dirigiéndolas hacia los polígonos industriales, impidiendo el paso de la mercancía de forma violenta por Tarajal I.
De igual modo, la explanada de ordenación de vehículos de Loma Colmenar, gestionada por la Ciudad Autónoma a través de AMGEVICESA, también se ve gravemente afectada por las concentraciones de personas junto a la Frontera del Tarajal y las posteriores avalanchas, lo que provoca inmediatamente el cierre del paso de vehículos, con las consiguientes molestias a los residentes y turistas que quieren pasar al vecino país.
Las tardes de los jueves suelen ser bastante conflictivas, ya que se trata del último día de la semana en el que se permite el porteo de mercancías en coche, actividad que se ve afectada por interminables retrasos.
Posibles soluciones
Es fundamental que se logre una solución a este conflicto permanente que se vive en nuestro único paso fronterizo hacia Marruecos. Es del todo urgente que las Administraciones trabajen para encontrar fórmulas que permitan a ambos países controlar debidamente el flujo de personas y vehículos que transitan por sus instalaciones fronterizas.
Desde hace algún tiempo se viene estudiando la posibilidad de establecer un nuevo puente que se destine exclusivamente al paso de porteadores, tanto a pie como en vehículos a motor, lo que sin duda descongestionaría de manera importante la actual frontera.
Otra posibilidad, en la que se viene pensando, es la de ampliar el paso del Tarajal II en horas e incluso en días. De esta manera se canalizaría por este acceso todo el flujo de porteadores peatonales, evitándose las concentraciones vespertinas en la rotonda del Tarajal y la organización de avalanchas.
Un problema de todos y un problema para todos
Los empresarios y empresarias de los polígonos son unos interlocutores a tener siempre en cuenta, y es labor de las Administraciones contar con ellos para la búsqueda y la implementación de las soluciones, pero también hay que tener en cuenta que el paso del Tarajal es un paso fronterizo internacional que se atiene a unas normas de funcionamiento y a una legalidad que no siempre se pueden aplicar de forma estricta.
No cabe duda de que no es fácil conciliar los intereses de todos los agentes que intervienen para poder mantener este difícil equilibrio. Por un lado Marruecos está preocupado por no dejar sin sustento a un gran número de familias de la provincia de Tetuán, que viven gracias a este comercio atípico, pero al mismo tiempo se ve obligado a poner un cierto control en una actividad que si no se acota puede ir creciendo hasta el infinito.
España se ve en esa misma coyuntura de hacer viable sus obligaciones de frontera sur de la Unión Europea con mantener un trasiego de personas y vehículos que al mismo tiempo propician una actividad empresarial en nuestra ciudad nada desdeñable.
Por su parte la Administración Local en colaboración con el Gobierno Central, como no puede ser de otro modo, se ve avocada a dotar de unos servicios a la zona que trascienden muy ampliamente sus competencias, pero que a su vez intentan poner un poco de orden en un caos dinámico, que de no ser controlado puede dar al traste con la convivencia de los residentes de las barriadas cercanas y que puede llegar incluso a afectar al funcionamiento de algunos servicios esenciales para toda la ciudad.
A esta problemática, debemos sumar la desinformación a la opinión pública y el oportunismo de determinados grupos, interesados hacer mucho ruido pero proponer pocas soluciones para tratar de paliar los problemas que las situaciones que se producen en el Tarajal diariamente y que afectan a toda la población de una manera u otra.