Siria, un país marcado por décadas de conflicto y autoritarismo, se enfrenta a una nueva era tras el derrocamiento de Bashar al-Ásad y la consolidación de Abu Mohammed Al-Jolani como el líder fuerte del país. Sin embargo, el legado de la dictadura de Al-Ásad ha dejado profundas cicatrices, entre ellas la transformación de Siria en un narcoestado sostenido económicamente por el tráfico de captagón, conocido como «la droga de los yihadistas».
El captagón y su papel en el régimen de Al-Ásad
El captagón, un potente estimulante anfetamínico, se convirtió en una herramienta clave para la supervivencia económica del régimen sirio. Se estima que el 80% de la producción mundial de esta droga tiene lugar en Siria, y hasta el 90% de los ingresos extranjeros del país provenían de su tráfico. Este narcótico no solo alimentaba los mercados ilegales internacionales, sino también las operaciones del régimen y sus aliados, lo que permitía a Al-Ásad financiar su maquinaria de guerra y reprimir la oposición interna.
Un narcoestado bajo el control de la dictadura
Durante años, Siria funcionó como un narcoestado, donde la producción y distribución de captagón se llevaban a cabo con la connivencia del régimen. Este estimulante era ampliamente utilizado por combatientes yihadistas debido a su capacidad para mantenerlos despiertos, alerta y sin miedo, lo que le valió el apodo de «la droga de los yihadistas».
Las redes de tráfico se extendían desde Siria hacia países vecinos como Jordania, Líbano y Arabia Saudí, y desde ahí a Europa y otras regiones del mundo. Esto no solo permitió a Al-Ásad mantener su poder, sino que también convirtió al país en un epicentro de la economía ilícita global.
La caída de Al-Ásad y el futuro de Siria
Con el fin de la dictadura de Al-Ásad, Siria enfrenta ahora la ardua tarea de reconstruir un estado devastado por el conflicto, la corrupción y la economía del narcotráfico. Abu Mohammed Al-Jolani, quien ha emergido como la nueva figura de poder, promete liderar una era diferente, pero las secuelas de la era Al-Ásad son un recordatorio constante de los desafíos que aún persisten.
La dependencia de Siria del captagón durante años no solo ha destruido su economía formal, sino que también ha agravado su aislamiento internacional. Enfrentar este legado requerirá esfuerzos multilaterales para erradicar el narcotráfico y reconstruir las instituciones del país, algo que será esencial para abrir un nuevo capítulo en la historia siria.