Es una obra de Pedro de Lucuze y Ponce, científico y militar del siglo XVIII cuya obra forma parte del fondo bibliográfico de la Biblioteca Histórica de este centro
Con ocasión del 300 aniversario de la creación de la Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona que se conmemora este año, el Centro de Historia y Cultura Militar de Ceuta promulga uno de los «tesoros» del fondo bibliográfico de su Biblioteca Histórico Militar, la obra ‘Principios de Fortificación’, de Pedro de Lucuze y Ponce, publicada en el año 1772.
La elección de esta obra se debe a su íntima relación con la Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona por dos principales razones. La primera, porque su autor fue director de la citada academia durante 41 años y, en segundo lugar, debido a que la citada obra fue uno de los libros de texto de la academia utilizado por sus alumnos durante muchos años.
Desde el Centro de Historia y Cultura Militar consideran al autor de la obra como un «extraordinario científico y militar de la España del siglo XVIII, por ello nos permitiremos extendernos ampliamente en el conocimiento de su biografía».
Pedro de Lucuze y Ponce nació en Avilés en el seno de una familia noble el 21 de noviembre de 1692. Comenzó sus estudios de Filosofía, Latín y Humanidades en su ciudad natal y en 1704, a la edad de 12 años, comenzó los de la Facultad de Teología de Oviedo. Sin embargo, a los 18 años abandona sus estudios eclesiásticos llevado por su auténtica vocación, la milicia, y entra a servir como soldado en la Compañía Coronela del Regimiento de Santiago (Compostela), donde tomó parte en todas las acciones en las que luchó su regimiento durante la Guerra de Sucesión Española (1702-1714), siendo herido en una acción en Cataluña.
En el año 1716 formó parte, ya como alférez, del Cuerpo de Caballería de Santiago y en 1719 pasó a la Compañía de Reales Guardias de Corps. Durante este tiempo en la Corte estudió por su cuenta Matemáticas y otras ciencias afines al arte de la guerra conjugándolo con su profesión. Tan brillantes fueron sus resultados que fue admitido simultáneamente en los Reales Cuerpos de Artillería e Ingenieros, pero escogiendo finalmente éste último, en el que ingreso como teniente e Ingeniero Extraordinario el 1 de enero de 1730.
Su primer destino como Ingeniero fue la costa de Granada y en 1733 se traslada al Peñón de Vélez de la Gomera en el Norte de África, para levantar el plano del proyecto de la construcción de un fuerte. En 1736 se encuentra destinado en nuestra querida ciudad de Ceuta, pero creemos que durante poco tiempo pues por Real Orden de 4 de mayo de 1736 fue destinado a Barcelona para incorporarse a la Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación como profesor y ayudante del director. Tenía 44 años. Como anécdota decir que en aquel momento su situación económica era bastante lamentable, pues según se detalla en una carta suya de 9 de marzo de 1737 dirigida al secretario de Guerra de la época, le debían 23 pagas; afortunadamente este problema se pudo solucionar.
En 1737, ya incorporado a la Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona recibió el encargo de redactar un proyecto de Reglamento de Academias Militares. El reglamento fue publicado y provocó que empeorarán las relaciones, ya de por si malas, con el director de la Academia, Mateo Calabro, siendo esto el elemento revulsivo para que este último fuera apartado del cargo y sustituido por Lucuze.
Desde 1738 Lucuze ejerció como director interino de la Real Academia hasta el 19 de septiembre de 1739 cuando fue nombrado director con carácter de titular, cargo que ejerció hasta el año 1779. Durante este tiempo fue ascendiendo paulatinamente a los siguientes empleos: ingeniero segundo (1741), ingeniero jefe (1746) e ingeniero director (1756).
Como director de la Real Academia se dedicó a redactar el curso matemático que luego sería enseñado por los profesores de este centro y por los de las otras Academias de Ingenieros de Ceuta y Orán. Aunque parezca para muchos extraño, en Ceuta existió también una Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación desde 1739 hasta 1789, durante este tiempo el centro tuvo la responsabilidad de formar a los oficiales del Cuerpo de Ingenieros destinados en la Plaza de Ceuta y tenía como matriz la Real Academia de Barcelona quien determinaba la programación y las materias de los cursos.
El buen hacer de Lucuze como director consiguió elevar la Real Academia a su máximo grado de esplendor, el cual mantuvo en el largo periodo en que estuvo a su mando.
En 1772 editó la que se considera su obra más importante, o al menos la más conocida, la titulada ‘Principios de Fortificación’, que sirvió como libro de texto para los estudios en la Real Academia de Barcelona. En la misma se encuentra una primera parte dedicada al estudio de las Matemáticas y la Geometría y, posteriormente, otra relativa al trazado de fortificaciones. Además, contiene como su título completo indica, las definiciones de los términos principales de las obras de plaza y de campaña con una idea de la conducta regularmente observada en el ataque y defensa de las fortalezas, para comprender claramente el porqué de estas. El ejemplar de esta obra que se conserva en la Biblioteca Histórico Militar de Ceuta es un original editado en Barcelona, en el año 1772, publicado por Thomas Piferrer, impresor del rey. Este ejemplar además contiene en su interior una hoja sin datar en la que existe la siguiente anotación realizada a mano y con letra de época aunque se cree que posterior a la del libro: «Junto con el Atlas de Fortificación, encontramos aclaración a las dudas que podemos tener de las Murallas Reales de Ceuta, cuales son los motivos que impulsan las formas que tienen, como se defendían de los ataques y como a su vez podían atacar. Este libro de teoría tiene su ejemplo práctico en nuestra tierra.”
Este ejemplar puede ser consultado en sala, pero si algún estudioso está interesado en el mismo, la obra puede ser también consultada a través de la Biblioteca Virtual del Principado de Asturias (https://bibliotecavirtual.asturias.es) donde se encuentra digitalizada.
Lucuze diremos continuó dirigiendo la Real Academia y al final de sus años le llegaron los honores profesionales. En 1760 ascendió a Brigadier con 68 años, el 1 de abril de 1770 fue promovido a mariscal de campo con 77 años y en 1774, con 82 años de edad, fue nombrado director general del Ramo de Academias Militares de Matemáticas (Barcelona, Orán y Ceuta) y por último a principios de 1779 fue ascendido a teniente general, si bien disfrutó poco tiempo de este nuevo empleo, pues falleció en Barcelona el 20 de noviembre de 1779, un día antes de cumplir los 87 años.
Como se ha detallado Lucuze tuvo una vida entregada a sus dos vocaciones, la milicia y la ciencia. A la milicia a la que se consagró desde su juventud cuando dejó sus estudios de Teología para ser un simple soldado y donde ofreció 69 años de servicio hasta su muerte. Y a la ciencia a la que se dedicó continuamente hasta llegar a ser una de las figuras del conocimiento del siglo XVIII, manteniéndose como director de la acreditada Real Academia de Matemáticas de Barcelona durante 41 años.