El Ayuntamiento había alertado el 7 de noviembre sobre la prohibición de acercarse al centro ante un posible derribo, mientras el conseller de Educación sostiene que no existía un «riesgo inminente».
El trágico derrumbe de un porche en el colegio Lluís Vives de Massanassa, que dejó un operario de Tragsa fallecido y otro herido leve, ha generado un cruce de versiones sobre el estado del edificio. Según el conseller de Educación, José Antonio Rovira, el siniestro era “imprevisible” y no existía ningún informe que indicara un riesgo inmediato de colapso. Sin embargo, esta afirmación choca con las declaraciones del alcalde de Massanassa, Francisco Comes, quien aseguró que el colegio estaba catalogado como «rojo» por los técnicos de la Conselleria, una clasificación que implica su demolición.
El Ayuntamiento, días antes del accidente, publicó un aviso en redes sociales alertando sobre la prohibición de entrada al colegio Lluís Vives y al Ausiàs March debido a la posibilidad de derribo. Este mensaje advertía sobre los riesgos y pedía precaución a la población.
Por su parte, la Universitat de València, que cedió instalaciones para albergar a los 500 alumnos del colegio afectado, confirmó que el edificio original había quedado inutilizado tras los daños provocados por la DANA. Según la universidad, la cesión de las instalaciones se prolongaría durante el curso 2024/2025, mientras se buscaban soluciones definitivas.
Detalles técnicos y cronología
El conseller Rovira detalló que los informes técnicos reconocían daños significativos en la estructura del colegio, aunque aclaró que estos no suponían un «riesgo inminente» para la estabilidad del edificio, pero sí desaconsejaban su ocupación. Añadió que el colapso se produjo en un porche exterior que conectaba dos edificios y que servía como pasarela protegida.
El Grupo Tragsa, encargado de los trabajos, informó que el hundimiento fue causado por el colapso de una estructura metálica exterior. El colegio, con más de 50 años de antigüedad, presentaba graves daños tras la DANA, y las autoridades ya consideraban que construir uno nuevo era más viable que repararlo, según confirmó Rovira.
Reacciones y medidas
Tras la tragedia, se celebró una reunión de urgencia en el Palau de la Generalitat para analizar lo ocurrido. El conseller subrayó que los trabajos realizados estaban previstos para el exterior, sin implicar el ingreso al edificio, y expresó sus condolencias a la familia del fallecido.
El caso ha generado gran conmoción y ha puesto de relieve la importancia de garantizar la seguridad estructural en instalaciones educativas, especialmente en situaciones de riesgo tras fenómenos meteorológicos extremos como la DANA.