Hace medio siglo, el PSOE se encontraba en una encrucijada. Con apenas 3.000 militantes, su relevancia en la oposición al franquismo era limitada. Sin embargo, el Congreso de Suresnes, celebrado del 11 al 13 de octubre de 1974, fue el catalizador de un cambio radical. En este evento, los socialistas españoles decidieron trasladar la dirección del partido a España, eligiendo a Felipe González como líder, quien más tarde llevaría al partido a una victoria electoral histórica.
La Dirección en el Exilio
Desde el final de la Guerra Civil, el PSOE operaba desde el exilio, principalmente en Toulouse, bajo la dirección de Rodolfo Llopis. Esta situación permitió al Partido Comunista dominar la oposición interna al régimen franquista. Sin embargo, durante los años 60, surgieron nuevos líderes dentro de España que abogaban por una dirección interna, anticipando un cambio de régimen.
El Surgimiento de los ‘Sevillanos’
En España, pequeños núcleos socialistas comenzaron a formarse, siendo el grupo de Sevilla uno de los más influyentes. Este grupo, que incluía a figuras como Alfonso Guerra y Felipe González, jugó un papel crucial en el Congreso de Suresnes. González, un abogado laboralista, destacó rápidamente como un líder potencial, especialmente tras su intervención en el Comité Nacional de Bayona en 1969.
La Escisión y el Nuevo Liderazgo
El Congreso de 1972 en Toulouse marcó una división interna en el PSOE, con los renovadores ganando terreno frente a los seguidores de Llopis. En Suresnes, esta renovación se consolidó con la elección de Felipe González como secretario general, respaldado por líderes como Nicolás Redondo y Ramón Rubial. Este cambio de liderazgo fue fundamental para el futuro del partido.
El Impacto de Suresnes
El Congreso de Suresnes no solo transformó al PSOE, sino que también redefinió el panorama político español. La nueva dirección, encabezada por González, comprendió la necesidad de adaptarse a una sociedad española en transformación. Este entendimiento permitió al PSOE posicionarse como una alternativa viable de poder, culminando en su victoria electoral en 1982.
El legado de Suresnes es evidente en la historia política de España. La capacidad del PSOE para adaptarse y liderar durante la transición democrática es un testimonio del impacto duradero de este congreso histórico.