Se trata de diez pautas para evitar el empleo de esta supuesta patología, a día de hoy sin evidencia científica, dirigidas al personal colegiado en trabajo social del Estado. Con él, el CGTS busca desarrollar la resolución al respecto emitida por el Parlamento Europeo en 2016
El decálogo publicado por el CSTS recoge recomendaciones para los Colegios de Trabajo Social de todo el territorio nacional. Entre otras, les insta a formar a sus profesionales en las consecuencias que tendría “aplicar este constructo acientífico y sesgado”, como señala el propio informe y a que analizar en profundidad cada caso atendiendo a los indicadores que corroboren las denuncias antes de descartarlas. Además, prohíbe taxativamente el uso del SAP o eufemismos asociados a él en los informes de valoración que emitan. Otra de las medidas que impulsa es prestar especial atención a los progenitores, y en especial a las mujeres, víctimas de violencia de género cuando eran menores o de adultas, «para que no sean revictimizadas a través de la pérdida de la custodia de su hijo o hija”.
El pasado 22 de enero las Juntas Generales de Vizcaya aprobaron por una unanimidad una batería de medidas para impedir que este supuesto síndrome siga siendo un criterio valorado en los casos de retirada de custodia de sus hijos o hijas a las madres. La propuesta ha partido del grupo EH Bildu y ha contado con el apoyo de todos los grupos representados. Entre las medidas se acuerda brindar formación al personal del Servicio de Infancia en cuestiones como el abuso sexual infantil y la violencia machista. El objetivo final es que en esta provincia vasca no se produzcan más retiradas de la custodia a madres en aplicación de esta teoría.
El Síndrome de Alienación Parental (SAP) fue una ocurrencia del médico Richard Gadner de 1985. Gadner se encontraba inmerso en una batalla legal contra su expareja a raíz de la custodia de sus hijos. El síndrome venía a señalar que las madres, a quienes se aplica generalmente, manipulan a las y los menores para ponerles en contra del padre. Como recomendación, considera que se debe quitar la custodia a ellas y otorgársela en exclusiva al progenitor señalado. El quid de la cuestión, en el caso español, estriba en que, si efectivamente se considera el SAP un trastorno provocado, podría incurrirse en una situación de maltrato en el ámbito familiar.
El supuesto SAP ha sido rechazado por las organizaciones internacionales más reconocidas en el sector como la Asociación Americana de Psiquiatría o la Asociación Médica Americana. Acusan su falta de evidencia empírica y respaldo científica. Además del decálogo que ha presentado el Consejo General del Trabajo Social este pasado enero, también en el año 2013 el Consejo General del Poder Judicial hizo una recomendación para que jueces y juezas dejaran de utilizarlo además de calificar el término como «teoría pseudo-científica».
Sin embargo, a día de hoy encontramos resoluciones judiciales e informes de servicios sociales en los que se emplea. No ya directamente el término “síndrome de alienación parental” sino alguno de los eufemismos que vienen a ocultar la misma idea como “preocupación morbosa de la madre”, «interferencias parentales» o “manipulación parental”.
Terapia aberrante
En este sentido, María Ángeles Jaime, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, en declaraciones a AmecoPress ha señalado que “en nuestro ámbito, Themis y sus socias están batallando para que no haya una nueva discriminación. Sabemos que los trabajadores sociales que integran los equipos técnicos que informan a los juzgados de familia sobre este tipo de medidas, sí que había algunos que incluían el recurso al SAP o con otros eufemismos. Supone una violencia institucional. En primer lugar, porque abunda en el estereotipo de incredibilidad general de las mujeres y los menores. Abunda también en un estereotipo que es el de madre manipuladora”. Respecto a las recomendaciones que hacen quienes defienden esta teoría pseudocientífica declara que “la terapia es aberrante. Se hace un diagnóstico que no corresponde con ninguna enfermedad y la consecuencia es la separación inmediata de las criaturas cuyo principal vínculo afectivo y referencia es la madre. Se les aparta completamente, no pueden verla en una temporada”.
Pese a los avances logrados gracias a informes como el del Consejo del Trabajo Social o el del Consejo Superior del Poder Judicial, la presidenta de Themis también señala que “nos consta que sigue promocionándose su uso desde ciertos sectores muy ideologizados”. Hace referencia a un curso promocionado en una conocida web educativa que ofrece la especialización en “Evaluación e Informe Pericial Psicológico Forense en Casos de Alienación Parental” para personas licenciadas en psicología. AmecoPress ha podido comprobar que a día de hoy este curso sigue en la página web.
Por su parte Carmela del Moral, responsable de políticas de infancia y portavoz de Save the Children, sostiene que con el SAP se vulnera siempre el derecho a ser escuchado de las y los menores. “Cuando se aplica esa figura, normalmente no se hace siguiendo un procedimiento adecuado de proceso de escucha y de toma de testimonio adecuado del niño o de la niña. Es más, cuando en lo que deriva la aplicación de este supuesto síndrome en la separación de su cuidadora principal, que suele ser la madre y es en los casos en los que se aplica, esto tiene un efecto en su bienestar emocional y psicológico. Porque están siendo separados de su figura protectora y de apego principal. Además, puede haber casos más graves en los que este síndrome se aplica en casos en los que hay denuncias por violencia de género o de abusos sexuales contra el padre. Y en estos casos se corre el riesgo de que el niño o la niña esté en riesgo de sufrir violencia”.
Desde Save the children reclaman medidas para adaptar un sistema judicial a las necesidades de los niños y las niñas y que respete realmente sus derechos. “Cuando un niño o una niña denuncia un abuso sexual o su madre normalmente que es quien lo pone en conocimiento de la policía, empieza todo un periplo por el que tienen que pasar que lo que hace es revictimizarle. Cuenta su historia hasta ante cuatro profesionales distintos, en la mayoría de las ocasiones el caso no llega a juicio porque se considera que el testimonio no es suficiente. Y hay que tener cuenta que muchos de los equipos psicosociales que están valorando el testimonio no tienen una formación específica y no aplica las herramientas que tienen que aplicarse para este tipo de testimonios, que son muy específicas y procesos muy concretos avalados por la comunidad científica”. “Al final lo que falta es una especialización de los profesionales en la materia y una adaptación de los procedimientos a las necesidades de los niños y las niñas”.