El escritor valenciano denuncia la falta de ayuda institucional tras la catástrofe y acusa a las administraciones de «miserables» por no responder a la emergencia.
Santiago Posteguillo, escritor y reconocido especialista en la Antigua Roma, ofreció un desgarrador testimonio sobre la devastación causada por la DANA en Paiporta, el municipio valenciano donde reside. Durante una conferencia en el Senado el pasado 15 de noviembre, comenzó narrando cómo la noche del 29 de octubre transformó la tranquilidad de su hogar en una experiencia aterradora.
«A las 18:40 estaba repasando las notas para la conferencia cuando mi pareja me alertó. Subimos a la terraza y vimos el barranco del Poyo desbordarse. En cuestión de minutos, una brutal torrentera de dos metros arrasó todo: coches, árboles, una nave industrial, incluso parte de la fachada de nuestro edificio», relató. Posteguillo describió cómo el agua se llevó la puerta del portal y causó daños estructurales. Aunque él y su pareja estuvieron protegidos gracias a la solidez del edificio construido por el padre de ella, no todos los vecinos corrieron la misma suerte.
Entre los momentos más impactantes de su relato, destacó el amanecer tras el desastre: «No había luz, agua ni servicios de emergencia. Solo el cadáver de una joven china en la plaza, velado por su madre. Esa mujer, con la que alguna vez intercambié una sonrisa al comprar agua en su bar, quedó abandonada en su dolor. Alrededor, silencio, miedo y saqueos. Parecía una escena de La purga«.
Según Posteguillo, las instituciones tardaron tres días en responder, dejando a los vecinos atrapados en el caos. «Vi gente haciendo cola para conseguir agua de una manguera. Los cadáveres seguían allí. Coches volcados, edificios destrozados, enfermedades infecciosas propagándose porque no se limpian las calles. Es una devastación que nadie puede imaginar», explicó.
El escritor criticó duramente a las autoridades por no actuar con celeridad y aseguró que los voluntarios, no las instituciones, fueron los primeros en brindar ayuda. «Yo tengo medios para salir adelante, pero mucha gente no. Personas mayores en plantas bajas, sin saber siquiera cómo rellenar los formularios de ayuda. ¿Cuánto más tienen que esperar?», se preguntó indignado.
Posteguillo, acostumbrado a reflexionar sobre los conflictos de la Antigua Roma, concluyó con una amarga comparación: «En el siglo I a.C., los políticos se mataban entre ellos. Hoy parece que apuñalan al pueblo. Antonio Machado decía: ‘Una de las dos Españas ha de helarte el corazón’. Ahora parece que ambas lo hacen».
Su relato es un grito de auxilio para que la tragedia en Paiporta y otras localidades afectadas no caiga en el olvido y las instituciones asuman su responsabilidad.