Los actos celebrados en Ceuta en las Murallas Reales por el Día de los Ángeles Custodios, patrón de la Policía Nacional, han sido un ejemplo claro de cómo un acto civil ha trascendido bajo la medida de un protocolo militar.
El acto institucional que la policía organiza anualmente para celebrar el día del patrón en Ceuta, los Ángeles Custodios se ha convertido en una exagerada exaltación de un acto castrense. Los policías han sido dispuestos en formación, en algún momento en posición de firmes, bajo banderas y estandartes de las secciones que representan al igual que una parada militar que el ejército celebra en las diferentes unidades para conmemorar actos castrenses.
En los tiempos actuales es imperativo que en el seno del Ministerio del Interior se abra un debate sobre la Policía Nacional y su papel como una fuerza de seguridad civil en España.
Esta necesidad de reivindicar el carácter civil de una institución pública como es la policía, se vuelve aún más urgente debido a la creciente percepción de que los actos de índole militar, para celebrar o conmemorar, están ganando terreno en las jefaturas de la Policía Nacional. Este fenómeno se ha hecho notar de manera especialmente prominente esta misma mañana durante el día del patrón de la policía en Ceuta.
La Policía Nacional tiene un papel vital en la preservación del orden público y en garantizar el cumplimiento de la ley en una sociedad democrática.
A lo largo de su historia, ha sido una institución civil, trabajando en estrecha colaboración con la comunidad para garantizar la seguridad y la justicia. Esta naturaleza civil es fundamental para su legitimidad y su relación con la ciudadanía. El guion del acto, con un claro tono militar durante la celebración de hoy en Ceuta, plantea preguntas incisivas sobre la dirección en la que se está moviendo nuestra Policía Nacional.
En una sociedad democrática es crucial que las fuerzas de seguridad mantengan una imagen que refleje su carácter civil, su compromiso con la protección de los derechos y libertades de los ciudadanos. Este debate no busca menospreciar el trabajo arduo y profesional de los agentes de policía, sino más bien, se centra en garantizar que la Policía Nacional siga siendo un pilar de la democracia española.
Debemos reflexionar sobre la importancia de preservar su naturaleza civil y evitar la creciente militarización en su imagen y prácticas para que la ciudadanía no confunda las instituciones democráticas y el papel que cada una juega en la sociedad. En un momento en que los derechos civiles y la justicia son fundamentales, la Policía Nacional debe seguir siendo un símbolo de la protección de estos valores democráticos.
La Policía Nacional como Fuerza de Seguridad Civil
Es importante recordar que la Policía Nacional es una institución creada para mantener el orden público y hacer cumplir la ley en un Estado democrático. Históricamente, ha sido una fuerza de seguridad civil, y en 1986, la Policía Armada del régimen franquista. se fusionó con la Policía Nacional, marcando un hito en la transición de España hacia un sistema democrático. En las murallas reales de Ceuta se ha producido un protocolo de actuación militar que no corresponde a la naturaleza civil de un cuerpo dotado de funcionarios públicos y que nada tiene que ver con el rol que “los grises” cumplían como cuerpo represor.
En los últimos años avivada por algún sindicato cuya percepción de la democracia se le supone cuanto menos cuestionable y que se acoge a la marea de la desinformación y la propia manipulación de la imagen de la policía, son muchas las voces que denuncian dentro de la institución el uso excesivo de los símbolos nacionales de manera sectaria. Tal es así que hemos asistido a ver cómo policías exaltados en las inmediaciones del parlamento acompañados de políticos que no creen en las instituciones democráticas y comportándose como matones en una manifestación, legítima por otra parte, no son un buen ejemplo para el cometido que la mayoría de los funcionarios cumplen con estricta pulcritud.
Algunos sindicatos y asociaciones profesionales argumentan que la formación y el equipamiento militar pueden ser necesarios en situaciones excepcionales, como enfrentar amenazas terroristas, pero también temen que este enfoque pueda erosionar la imagen de una fuerza de seguridad civil.
Un acto de índole militar con policías formados en posición de firmes y el delegado del Gobierno pasando revista a las “fuerzas” ha sido al menos extraño para los que tenemos que informar de un acontecimiento que se desarrolla una vez al año y siempre en la misma fecha.
Otros Jefes Superiores que han ejercido el mando de la comisaría ceutí han optado por realizar el evento en otro ambiente y con los policías sentados en un asiento para presenciar junto a sus familiares el tan institucional día festivo de la policía.
Es sobradamente sabido el carácter especial de una ciudad como Ceuta con un vínculo tradicional con las Fuerzas Armadas, una institución muy valorada por la mayoría de la ciudadanía.
Los protagonistas del acto celebrado hoy no han sido los policías, su masa social más importante por encima de las propias autoridades que presidían el acto. Se ha echado en falta en los discursos pronunciados el reconocimiento a una ciudadanía que colabora activamente con la policía en muchas ocasiones con el importante trabajo policial. Tampoco los medios de comunicación han sido nombrados como garantes y fiscalizadores de la acción de cualquier administración, incluida la policial y que son los vehículos transmisores del trabajo que realizan los cuerpos policiales.
Tal es así que una comisaría como la de Ceuta, no cuenta con profesionales de la comunicación como enlace entre los periodistas y la jefatura para transmitir información veraz y contrastada.
Es importante, en un día como este, rendir homenaje a los agentes de policía y celebrar su labor. Recordar a las personas que formaron parte de la institución y que cayeron para defender la seguridad de los españoles. Pero es igualmente importante hacerlo de una manera que refleje la naturaleza civil de su trabajo. En un entorno en el que las amenazas y desafíos para la seguridad son variados y cambiantes, es fundamental encontrar un equilibrio entre la preparación para situaciones excepcionales y la preservación de la imagen de una fuerza de seguridad civil en una sociedad democrática
La formación militar y los actos de índole militar pueden ser herramientas útiles, pero su excesivo énfasis puede tener consecuencias no deseadas. La Policía Nacional desempeña un papel fundamental en la protección de la sociedad y el mantenimiento del Estado de derecho en España.
El debate sobre la dirección de la Policía Nacional y sus propios subordinados debe abordarse con seriedad y consideración, ya que afecta no solo a la institución misma, sino también a la percepción pública de la seguridad y la justicia en el estado español.
Lo vivido hoy en el patio de armas del complejo monumental de las murallas reales ha resultado al menos surrealista. La figura del delegado del Gobierno mandando firmes a los funcionarios de policía como si de un laureado General del ejército se tratase, ha rozado al menos el esperpento, después de los 2 minutos de discurso que ha dirigido a los presentes.
Un poco exagerado el editorial, en todo el mundo se pueden ver actos de este tipo policías, bomberos, policías locales, el día de San Patricio….
Sólo cuando tenemos una idea preconcebida de que todo lo que no nos gusta es culpa de Franco pasan estas cosas.
Anterior a la policía armada existían los Guardias de asalto de la II Republica ( también hacían ac5os similares).