De 44 años y de nacionalidad española, está acusado de adoctrinamiento, enaltecimiento del terrorismo yihadista y captación para el movimiento salafista radical. Había estado en diferentes cárceles españolas en múltiples ocasiones desde el 2001 y fue allí donde entró en contacto directo con el ideario yihadista. Desde allí ya empezó la labor de encontrar a personas para inmiscuirlos en actos integristas.
Los investigadores de la Policía Nacional ya tenían fichado al hombre que responde a las siglas de F.M.A.L. porque en su última detención, por tentativa de homicidio, «se le encontró un dispositivo que albergaba cientos de vídeos sobre la yihad violenta y cánticos yihadistas. Este material le servía para su auto adoctrinamiento y a su vez lo compartía a terceros como herramienta al servicio del aparato propagandístico de DAESH».
Según la nota de la Policía Nacional, tenía fácil acceso a armas de fuego (había utilizado alguna anteriormente) y su radio de acción principal se concretaba en la barriada de El Príncipe. Los delitos por los que había sido condenado anteriormente fueron tenencia ilícita de armas, robo con violencia y delitos contra la salud pública.