Miles de años atrás, el hombre, entre los que se encontraban grandes pensadores y filósofos como Platón, Aristóteles… ponían a las mujeres en un estatus por debajo de ellos; en igualdad ‘decían’ que el que tenían los esclavos. Siglos después, en la Edad Media, hubo otro momento en que la propia Iglesia Católica opinaba que las mujeres carecían de alma. ¡Fíjense! a los que se les supone su especialidad, los más cercanos al creador no supieron ver el más normal de los derechos. Y sí, está bien, está sacado de un contexto histórico donde, en los distintos momentos de la historia, ha prevalecido la testosterona sobre las neuronas, pero… ¿no creen que tantos siglos de espera para estar todavía donde estamos no es desesperante?
El día 8 de marzo es el día elegido para celebrar el Día de la Mujer Trabajadora. Mucho ha tenido que padecer la mujer –hasta nuestros días- para lograr que la vean como otro ser humano más, es decir, como el hombre, como una igual; al fin y al cabo, de eso se ha tratado siempre. Este día recoge además, el reconocimiento de otros derechos que por su condición les fueron negados, como es el simple hecho de votar. Parece mentira que no dispusieran de este y otros derechos inherentes al ser humano hasta hace relativamente poco tiempo. Resulta increíble.
Siglos ha tenido que esperar la mujer para que ‘en teoría’ se le trate como lo que es: una igual. Digo en teoría, porque aun, desgraciadamente, hay terreno por conquistar, demasiados lugares en este planeta donde las mujeres siguen siendo maltratadas, vejadas, ofendidas y demás humillaciones por el hecho de ser mujer. Pues… ¡malditos sean los que por una excusa o por otra causan ese dolor a quienes cometieron el único error de haberlos parido!
Es tan pesada la evidencia que cuesta creer que se trate solo de demostrar que las mujeres son capaces de hacer todo lo que han hecho siempre y, además, realizar lo que el hombre realiza con normalidad. Mucho queda a las personas por construir para que las sociedades que forman los países se den cuenta de que los derechos fundamentales no tienen sexo, que son inherentes al ser humano desde el mismo instante en el que nace.
Millones de mujeres y hombres celebran este día la igualdad conseguida, aunque bien es cierto que nos quedan algunos tramos que recorrer para lograr la igualdad efectiva, el objetivo al completo, la equidad. No debemos olvidar nuestro compromiso solidario, incurriríamos en una grave torpeza si optamos por la autocomplacencia, si dejásemos de tener en cuenta aquellas mujeres que siguen viviendo en una edad media en pleno siglo XXI. Hay países a los que se les debe pedir cuentas, los derechos humanos y los valores no son cuestionables.