La huida de Damba: «Salí de Mali el día que vi cómo unos terroristas degollaban a pastores delante de mis ojos», relata Damba, un joven de 26 años originario de Kai, en la región de Sikasso, al sureste de Mali. Sentado en un campamento en Tenerife, recuerda con dolor la violencia que lo obligó a dejar su hogar.
Damba nunca conoció a sus padres y desde pequeño trabajó como pastor. Sin embargo, la creciente amenaza del yihadismo y las tensiones intercomunitarias hicieron insostenible su vida en el norte de Mali. «Teníamos una vida sencilla, pero el cambio climático hizo que la tierra fuera cada vez menos generosa», explica.
En 2013, una escena de horror cambió su vida para siempre. Mientras desayunaba con otros pastores, un grupo armado irrumpió en la zona. «Fue una mañana caótica, llena de violencia y gritos», recuerda. En medio del caos, Damba huyó, corriendo durante tres días hasta llegar a Mauritania.
La crisis en el Sahel: La guerra en Mali, iniciada en 2012, ha sido alimentada por la inestabilidad regional, la inseguridad y los efectos del cambio climático. La analista Viviane Ogou Corbi señala que la población vive con recursos muy limitados, agravados por la expulsión de Francia y golpes de Estado recientes.
La situación se ha deteriorado aún más desde 2020, cuando un golpe militar derrocó al presidente Ibrahim Boubacar Keita, aumentando el aislamiento del país. «La junta militar intenta sostener la gobernanza, pero también genera persecución», concluye Ogou Corbi.
El viaje de Omar: Omar, de 19 años, también huyó de Mali, aunque no vivió directamente el conflicto. «El país vive inmerso en una crisis en la que los jóvenes no tenemos futuro», dice. Tras perder contacto con su familia durante la travesía, Omar busca ahora oportunidades en España.
Cruzando el desierto: La ruta migratoria hacia Europa es peligrosa y muchos no sobreviven. Brahim, de 24 años, describe su viaje desde Mali a Marruecos, enfrentando violencia, hambre y racismo. «Ahorré todo lo que pude, cogí un cayuco y ahora ya estoy aquí», dice aliviado.
En 2023, España ha recibido miles de solicitudes de asilo de malienses, reflejando la desesperación de quienes huyen de la violencia y la pobreza. La historia de Damba, Omar y Brahim es solo un ejemplo de la lucha por sobrevivir y encontrar un futuro mejor.