El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha presentado un escrito ante el Tribunal Constitucional (TC) solicitando la inadmisión de la cuestión de inconstitucionalidad promovida por el Tribunal Supremo contra la ley de amnistía. Según el fiscal, el recurso presenta defectos formales que lo hacen inadmisible en su forma actual.
García Ortiz argumenta que el Tribunal Supremo no ha especificado claramente los preceptos constitucionales que supuestamente se vulneran con la ley de amnistía. En su opinión, la extensa argumentación del auto del Supremo indica que la duda de inconstitucionalidad no se centra en el contenido específico de la ley, sino que se extiende a la inconstitucionalidad de la ley orgánica en su totalidad.
El fiscal sostiene que este tipo de argumentación sería más apropiada para un recurso de inconstitucionalidad, que está reservado para los actores políticos, quienes son los legítimos representantes de las distintas opciones ideológicas encargadas de asegurar el pluralismo político.
En su escrito, García Ortiz señala que en la cuestión planteada por el Tribunal Supremo se produce un ‘salto lógico’ desde el objeto formal de la duda de constitucionalidad hacia un juicio sobre la ley en sí misma, o incluso sobre la decisión política que la origina. Esto, según el fiscal, refuerza la idea de que el recurso debería ser tratado como un recurso de inconstitucionalidad.
El Tribunal Constitucional ha admitido a trámite el recurso del Tribunal Supremo, lo que significa que el proceso seguirá adelante mientras se evalúan los argumentos presentados por ambas partes. Sin embargo, la intervención del fiscal general añade una capa adicional de complejidad al caso, subrayando la importancia de seguir los procedimientos legales adecuados cuando se cuestiona la constitucionalidad de una ley.
Este caso pone de relieve las tensiones entre las diferentes ramas del poder judicial y la importancia de las normas procesales en la evaluación de la constitucionalidad de las leyes. La decisión final del Tribunal Constitucional tendrá implicaciones significativas para el futuro de la ley de amnistía y para el equilibrio de poderes en el sistema político español.