Solicitan protección internacional para ellas y sus hijos, son mujeres fuertes que han sobrevivido a las violencias machistas en sus países de origen y han huido en busca de una vida mejor para su familia. El siguiente paso de su periplo migratorio: obtener la prueba de ADN y salir de Ceuta
Samira, Aissata, Mariéta, Imane y Nadia. Estos son los nombres de cinco mujeres fuertes y valientes que llegaron a Ceuta en el mes de mayo huyendo de la violencia machista que sufrían en sus países de origen. Llevan seis meses bloqueadas en la ciudad autónoma, son solicitantes de protección internacional, y quieren hacer llegar su grito desesperado por salir a la península.
Aquí no pueden trabajar y aseguran que las condiciones en las que viven en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes no son buenas para sus hijos. “Tenemos que ir con plásticos puestas en las zapatillas para que no entre el agua”, relata una de ellas, Nadia, madre de dos hijos que huyó del maltrato de su marido en Marruecos. Como ella, las otras dos mujeres marroquíes, que tienen tres y cuatro hijos. En su situación, salir de Ceuta urge porque vive con la amenaza de que puedan reabrir la frontera de un momento a otro y sus maridos vengan a buscarlas.
“Huimos de la miseria y de la injusticia. No teníamos derechos en Marruecos”, denuncia, y lo peor es que llegó a Ceuta en busca de “protección internacional y aquí encontré más sufrimientos”. Declaran que si no es por ellas, que las dejen irse por sus hijos, pues tienen frío y no viven con unas condiciones dignas.
Aissata, otra de las mujeres que reside en el CETI junto a su hijo de tres años, también ha querido compartir su historia. Huyó de Mali, el país en el que nació, con 15 años después de que su padre la obligara a casarse de un hombre de 45 años, como segunda esposa, que la maltrataba. “Me negué a que me golpeara y mi madre me ayudó para que me fuera” relata enfadada, porque no aguanta más la espera para poder salir de Ceuta.
La clave: las pruebas de ADN
El principal motivo que las retiene en Ceuta es el resultado de unas pruebas de ADN que llevan casi un mes esperando. A las puertas de la Comisaría de la Policía Nacional exigían esta semana una respuesta, declarando estar “muy cansadas” y no aguantar más la espera. Su queja es por qué no les han hecho las pruebas antes, porque ya van de camino a los siete meses que llevan bloqueadas, junto a sus hijos, en la ciudad autónoma.
La Policía Nacional tiene que realizar pruebas de ADN a todas las familias que llegan al CETI de Ceuta, es una normativa establecida para evitar fraudes o robos de menores después de que hace años ya se haya producido algún caso de personas con niños llegadas a la ciudad.
Las fuentes consultadas por el Foro de Ceuta, explican que el problema de este caso es que las mujeres llegaron junto a miles de personas más en el mayo, donde se calcula que entraron más de 10.000 personas, por lo que los servicios y recursos de atención a estas personas se han visto saturados ante una situación excepcional, motivo por el que se han retrasado en hacerles las pruebas y se están demorando los resultados.
Una vida mejor
“Je suis fatiguée”, que significa que está cansada en francés, son las palabras que más repetían las migrantes malienses en Ceuta. Para ellas son muchos meses en una situación que no es agradable y de la que quieren salir cuanto antes, sobre todo por sus hijos. Pedir ayuda es su último recurso y por eso cuentan su historia, para ver si la encuentran, porque lo único que buscan es poder trabajar, ganar dinero y vivir con dignidad. Solo quieren eso: “una vida mejor”.