El Grupo Socialista en la Asamblea de Ceuta se encuentra en el centro de la polémica tras su actuación en el último Consejo de Administración de Acemsa. En una jornada cargada de contradicciones, el PSOE, con sus votos, logró sacar adelante las cuentas de la empresa pública por la mañana, pero por la tarde exigió al Gobierno del PP la renovación urgente de las redes de saneamiento, abastecimiento y pluviales en la barriada de Príncipe Alfonso. Un contraste que ha dejado en evidencia una postura política que muchos consideran incoherente y oportunista.
El portavoz socialista, Sebastián Guerrero, planteó en la reunión de Acemsa la necesidad de extender las mejoras previstas para la vecina barriada de Príncipe Felipe a Príncipe Alfonso, una de las zonas más deterioradas de la ciudad. Según el PSOE, los vecinos de Príncipe Alfonso llevan años sufriendo graves problemas relacionados con fugas de aguas residuales, un sistema de alcantarillado obsoleto y vertidos de aguas fecales. Para los socialistas, estas carencias en servicios básicos son intolerables y deben ser atendidas de inmediato.
Sin embargo, lo que muchos no pueden entender es cómo el PSOE de Ceuta, que por la mañana ha dado su apoyo a las cuentas de Acemsa, ahora se convierte en una feroz crítica al Gobierno del PP. En un movimiento que algunos califican de pura estrategia política, los socialistas parecen jugar a dos bandas: colaboran en el gobierno municipal con su voto, pero al mismo tiempo se presentan como oposición, exigiendo soluciones inmediatas a los problemas que ellos mismos, en parte, han permitido que se perpetúen.
«Se trata de carencias en servicios básicos que no podemos permitir que se sigan repitiendo», insistió el PSOE en un comunicado. Sin embargo, resulta difícil de entender que los mismos que apoyan las cuentas de Acemsa, que son responsables de la gestión de los recursos públicos, ahora denuncien los mismos problemas que deberían haber resuelto hace años.
Desde el Grupo Socialista se insiste en que el Gobierno del PP ha desatendido a los barrios más necesitados, pero cabe preguntarse por qué, si verdaderamente el PSOE considera que la situación en Príncipe Alfonso es tan grave, no han actuado antes, en lugar de respaldar un presupuesto que permite que estas carencias sigan sin resolverse. ¿Es este el mismo PSOE que ahora pide responsabilidades al Gobierno local por los problemas de infraestructuras? ¿Cómo puede pedir soluciones para Ceuta cuando en la práctica apoya las decisiones que mantienen estos problemas?
Este tipo de maniobras políticas no es algo nuevo del Grupo Socialista Municipal. Tradicionalmente, el PSOE comienza pidiendo cuentas y contratos, presionando al Gobierno local con una postura crítica, para luego negociar y finalmente acabar votando a favor de las propuestas del Ejecutivo. Este patrón de comportamiento crea una imagen de un partido que, en lugar de una oposición firme y coherente, busca utilizar su influencia para sacar provecho de situaciones que deberían haberse resuelto de otra manera.
El presidente del Consejo de Administración de Acemsa, Alejandro Ramírez, se comprometió a «estudiar» la propuesta del PSOE. Sin embargo, la falta de contundencia en las respuestas ha dejado claro que, más allá de las promesas, lo que Ceuta necesita son acciones concretas y no gestos políticos vacíos.
El Grupo Socialista también celebró que el Gobierno comenzara a atender las reivindicaciones de los vecinos de Príncipe Felipe con la renovación de su red de saneamiento y la rehabilitación de las fachadas deterioradas. Sin embargo, más allá de este anuncio, siguen sin ofrecer una solución integral para los problemas estructurales de la ciudad, mientras parecen enfocar sus esfuerzos más en aprovechar la ocasión para criticar al Ejecutivo local que en proponer alternativas reales.
Lo cierto es que el comportamiento del PSOE de Ceuta genera dudas sobre su coherencia política. Si por la mañana apoya las cuentas de Acemsa y por la tarde se erige como el gran defensor de los derechos de los vecinos, ¿en qué posición real se encuentra? A muchos les resulta difícil de entender cómo el PSOE puede hacer tan explícita su complicidad en la gestión del Gobierno local, y a la vez presentarse como su principal crítico. Esta actitud cambiante solo pone de manifiesto la falta de consistencia en sus propuestas y genera una creciente desconfianza entre los ciudadanos que esperan una oposición clara y responsable.