Dominique Pelicot ha sido condenado a 20 años de cárcel, la pena máxima en Francia, por drogar y violar a su esposa, Giséle Pelicot, y por ofrecerla a otros hombres a través de internet durante casi una década. Este caso ha involucrado a un total de 52 hombres, juzgados por sus crímenes, y ha puesto de manifiesto la necesidad de un cambio en la percepción de la violencia de género.
La sociedad francesa ha mostrado un apoyo masivo a Giséle Pelicot, agradeciendo su valentía por dar la cara desde el inicio del proceso judicial. Su decisión de hacer público el juicio ha sido vista como un acto de coraje que representa a muchas mujeres en situaciones similares. Las pancartas en las manifestaciones llevaban lemas como «Gracias por tu valentía» y «Para que la vergüenza cambie de bando».
La presidenta de la Asamblea Nacional francesa, Yaël Braun-Pivet, expresó su gratitud hacia Giséle, destacando que su valentía ha permitido que se escuchen las voces de muchas víctimas. La ministra de Educación, Anne Genetet, también elogió la entereza de Pelicot, afirmando que su lucha impone respeto y admiración.
Sin embargo, no todas las reacciones han sido positivas. Algunas voces feministas han expresado su decepción por las penas impuestas a algunos de los cómplices de Dominique Pelicot, que fueron significativamente inferiores a las solicitadas por la Fiscalía. A pesar de esto, 41 de los 50 acusados dormirán en prisión.
El caso ha trascendido fronteras, con figuras internacionales como el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, mostrando su apoyo a Giséle Pelicot. Ambos líderes han subrayado la importancia de cambiar la vergüenza de bando y han elogiado el valor de Pelicot por hacer público su juicio.
La trama criminal encabezada por Dominique Pelicot fue descubierta en 2020, cuando fue detenido por grabar a mujeres en un supermercado. Las pruebas encontradas en su ordenador fueron cruciales para el juicio, permitiendo identificar a muchos de sus cómplices. A pesar de la dureza del proceso, Giséle Pelicot ha expresado su respeto por la sentencia y no se arrepiente de haber hecho público su caso.
Este juicio ha marcado un punto de inflexión en la lucha contra la cultura de la violación y ha puesto de relieve la necesidad de un cambio en el trato judicial a las violencias sexuales. La Fundación de Mujeres ha declarado que el combate contra la impunidad apenas comienza, y que es esencial que el respeto, el consentimiento y la igualdad sean principios no negociables en la sociedad.