Dominique Pelicot, el hombre acusado de drogar a su esposa durante una década para abusar de ella y permitir que otros hombres también lo hicieran, ha declarado en el Tribunal de lo Criminal de Aviñón. En su última declaración, Pelicot, entre lágrimas, expresó: «Nunca debí hacer esto, voy a morir como un perro».
Dirigiéndose a su exesposa, Gisèle Pelicot, y a su hija, Caroline Darian, Pelicot reiteró sus disculpas por el dolor causado, aunque reconoció que «no será suficiente». Gisèle, enfrentándose a sus violadores, afirmó que «la cicatriz no se cerrará nunca».
Durante el juicio, Pelicot admitió ser un «adicto al sexo» y expresó que morirá solo, sin apoyo más allá de su abogada, Béatrice Zavarro. Afirmó no haber sido consciente del daño infligido a su familia.
Zavarro comentó que hubiera preferido que su cliente hablara antes con esta sinceridad, pero espera que sus palabras sean escuchadas. «Si se entiende, perfecto. Si se le cree, todavía mejor. Si no, no importa. Pero, en cualquier caso, es la verdad de Dominique Pelicot», subrayó la letrada.
El juicio, que comenzó el 2 de septiembre, involucra a otros 50 acusados y ha generado un gran interés internacional. Este miércoles se espera el alegato de la acusación particular, representada por los abogados de Gisèle Pelicot.
El proceso continuará el próximo lunes con la petición de penas por parte de la Fiscalía, extendiéndose hasta el miércoles. La defensa tendrá la última palabra antes de que se dicte sentencia el 20 de diciembre.
Caroline Darian, convencida de que su padre también la drogó, encontró fotografías comprometedoras entre los archivos decomisados por la policía. Aunque Pelicot niega haberla drogado, las pruebas sugieren lo contrario, aumentando el dolor y la desconfianza en su familia.
Este caso no solo destaca la gravedad de los delitos cometidos, sino también el profundo impacto emocional en las víctimas, quienes buscan justicia y cierre en medio de un proceso judicial complejo y doloroso.